Junto con el Bassegoda y el Comanegra, el Mont es una de las elevaciones más emblemáticas de la comarca de la Garrotxa. En su cima se asienta el
Santuari de la Mare de Déu, lugar donde Jacint Verdaguer escribió algunos versos de su poema Canigó. A pesar de sus algo más de 800 metros de desnivel, no se trata de una excursión difícil para hacer con niños si no son muy pequeños. Todo el recorrido está perfectamente señalizado y la subida, aunque constante, no presenta excesivas dificultades. Simplemente es cuestión de tomarlo con calma y subir "chino-chano". El punto de partida es el pequeño pueblecito de
Beuda, entre las localidades de Banyoles y Besalú. Aunque podemos dejar el coche frente al restaurante que hay junto a la iglesia y empezar a caminar desde aquí, es preferible continuar por la carretera algo más de un kilómetro y dejarlo en un aparcamiento señalizado que hay junto a una pista forestal que veremos a la izquierda de la carretera. De esta forma nos ahorraremos casi tres kilómetros (ida y vuelta) de caminata.
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
Distancia: 9,5 km.
Tiempo: 6 horas 30 minutos (con paradas)
Tiempo para un adulto: Poco menos de 4 horas, sin paradas
Dejamos el coche en el aparcamiento y subimos por la pista forestal siguiendo las marcas amarillas, creo que de la red de senderos Itinerannia. Llegamos hasta una bifurcación señalizada. Por la izquierda marcharíamos hacia el Castellot (desde donde también se puede llegar al Santuario pasando por Sant Llorenç de Sous). Nosotros tomamos el ramal de la derecha, para subir hasta el Mont por Roca Pastora.
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Aparcamiento |
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Inicio de la ruta |
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Subimos por la pista forestal |
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Desvío señalizado |
El sendero pasa por encima de la masía de Can Oliveres,y se introduce en un bosque donde abunda el pino y la encina. La subida, aunque constante, es suave y poco a poco vamos ganando altura. Llegamos a una zona conocida como las Envistes, una zona rocosa desde donde tenemos unas amplias vistas hacia el Castellot y, más arriba, el santuario.
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El sendero se introduce en el bosque |
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El camino señalizado con las marcas amarillas |
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Ganamos altura sin mucha dificultad |
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Pasamos por una zona mucho más rocosa |
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Vistas al Castellot |
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El santuario todavía lejos |
Empezamos a encontrar ahora tramos con una pendiente algo más pronunciada y mucha piedra suelta. Un poco más adelante llegamos hasta el punto conocido como Salve Regina, marcado por una placa clavada en la roca. Al parecer, es aquí donde los peregrinos que subían hasta el santuario se detenían para cantar el Salve Regina, tras haber rezado el rosario durante la subida.
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Continuamos por el camino rocoso |
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Aquí el terreno más descompuesto... |
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...y la pendiente más empinada |
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Vistas hacia Beuda |
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Salve Regina |
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El santuario parece estar algo más cerca |
El sendero, ahora cubierto por un frondoso encinar, gana altura mediante repetidas lazadas hasta desembocar en la carretera de Falgars, por la que se va al santuario en coche. Giramos hacia la izquierda y subimos por ella hasta alcanzar la Font de la Roca Pastora, a la que se accede por unas escaleras de piedra.
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Continuamos la subida |
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Salimos a la carretera de Falgars |
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Jan quiere acortar la excursión |
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No ha tenido éxito |
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Subimos las escaleras para visitar la fuente |
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Font de la Roca Pastora |
Tras visitar la fuente, continuamos por la carretera hasta alcanzar los monumentales restos de la antigua abadía benedictina de Sant Llorenç de Sous. Aquí nos detuvimos una media hora para recorrer todo el recinto. Merece la pena tomarse tiempo para deambular entre los restos de lo que una vez tuvo que ser un precioso lugar.
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Seguimos por la carretera |
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Llegando a Sant Llorenç de Sous |
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Iglesia |
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Entrada al recinto |
El monasterio aparece mencionado por primera vez en el año 871, pero su máximo esplendor comienza a partir de principios del siglo XI, cuando los monjes benedictinos trasladan su sede desde Sant Aniol d'Aguja a este lugar. La iglesia, de estilo lombardo y planta basilical, contaba con tres naves y tres ábsides semicirculares.
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Parte exterior del complejo |
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Detalle de la fachada |
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Pasillo para acceder al claustro |
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Escaleras y arco de piedra |
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Nave que rodea el claustro |
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Claustro |
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Vista del claustro desde el lado opuesto |
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Antiguo cementerio |
Caminamos por todo el recinto leyendo los paneles informativos que hay repartidos por cada estancia. Notamos los esfuerzos realizados por restaurar todo el complejo que nos permite hacernos una idea de su antiguo esplendor.
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Vistas hacia la nave central |
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Con Jan en el ábside central |
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Vistas de la nave central hacia la entrada |
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Altar de piedra |
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Abandonando el recinto |
Rodeamos la abadía por su parte superior pasando junto a la Font dels Monjos, para buscar nuevamente la carretera. Subimos unos metros por ella y, justo cuando hace una curva a la izquierda, a la derecha hay un sendero marcado por un poste indicador por donde continúa la ruta.
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Font dels Monjos |
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Restos de las dependencias de los monjes |
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Parte exterior de la abadía |
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Punto donde abandonamos la carretera |
Nos introducimos en un frondoso pinar ascendiendo por un sendero empinado. En un punto encontraremos una bifurcación marcada por un hito de piedras. Se trata de un atajo que sube por una canal que tampoco hace la subida más fácil. De todas formas, nosotros cogemos el atajo (si vamos con niños pequeños es mejor seguir las marcas amarillas) y volvemos a salir al sendero un poco antes de llegar al Coll de Sorreres.
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Cruzando el pinar |
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Bifurcación señalizada con un hito de piedras |
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Subimos por esta canal |
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Llegamos al Coll de Sorreres |
Desde el collado, el sendero sale a una zona más abierta y, en lazadas, nos conduce nuevamente hasta la carretera de Falgars. A nuestra espalda se abren unas amplias vistas hacia el Pla de l'Estany. Subimos unos cien metros por la carretera y tomamos el sendero señalizado que hay a la derecha.
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El sendero asciende haciendo lazadas |
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Vistas hacia el lago Banyoles |
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Subimos esta ladera rocosa |
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Nuevamente en la carretera |
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Punto por donde continua la excursión |
Subimos ahora por terreno descompuesto, pero muy agradable. Estamos casi llegando al santuario. Un poco más y volvemos a salir a la carretera cubriendo los últimos metros de la excursión.
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Cruzamos por esta puerta de madera |
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El terreno muy pedregoso en esta parte |
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Llegando al santuario |
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Vistas hacia el Canigó |
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El senderito nos lleva a la carretera |
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Llegando al santuario |
El Santuari de la Mare de Déu del Mont se alza a 1122 metros de altura. Las vistas desde aquí son realmente extraordinarias. A parte de la iglesia, el santuario cuenta con un restaurante y una hospedería donde pernoctar. Nos dirigimos hacia la parte trasera del recinto hasta alcanzar una cruz de hierro clavada en la roca donde nos hacemos la foto de cima. Una imponente escultura de Jacint Verdaguer no pasa desapercibida y no nos resistimos a fotografiarnos con este clérigo, poeta y gran montañero.
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Vistas hacia la entrada al santuario |
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Marchamos hasta el final de las rocas |
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El Mont, 1122 m. |
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Escultura de Jacint Verdaguer |
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Una foto con el Canigó a nuestras espaldas |
Nos quedamos a comer en los bancos que hay en el mirador, disfrutando de las vistas. Tras almorzar, visitamos la iglesia (cuando llegamos estaban celebrando misa) y el interior de la hospedería, una pequeña biblioteca y la habitación donde se alojó Jacint Verdaguer.
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Mirador |
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Interior de la iglesia |
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El Golfo de Roses no se distingue con la calina |
Tras la visita iniciamos el descenso por el mismo camino de la subida. Quiero señalar que desde la abadía de Sant Llorenç de Sous, hay un sendero señalizado con marcas rojas que también conduce a Beuda pasando por el Castellot. No lo recomiendo si vamos con niños pequeños. Hay alguna parte donde lo descompuesto del terreno y la inclinación, convierten la bajada en algo muy penoso y hasta cierto punto peligroso. Nosotros decidimos bajar por el mismo camino ya conocido y, aunque empinado y pedregoso en algunos puntos, mucho más cómodo.
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Marchamos del santuario |
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Bajando por el pinar |
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Por la carretera dejando atrás la abadía |
Llegamos finalmente hasta el coche y paramos en el pueblo para tomar café en el restaurante, junto a la iglesia de Beuda. Ha sido un completo día de montaña que hemos disfrutado a tope.
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