Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

martes, 30 de agosto de 2011

Gra de Fajol

Este mes de agosto nos hemos aprovechado de los abuelos y, como el que no quiere la cosa, les hemos dejado a los niños un día para realizar una escapada mi esposa y yo. Claro, no se nos ha ocurrido irnos a un spa, a cenar, al cine o a esas cosas que suele hacer la gente normal cuando engañan a los abuelos para que se queden con tu tropa. No, a nosotros nos da por subir a la cima de una montaña. Ya ves, cosas de la edad, supongo. El año pasado con los niños visitamos el nacimiento del río Ter, que se encuentra cerca del refugio de Ulldeter, y nos gustó mucho el Gra de Fajol. Es una montaña no tan visitada como su vecino Bastiments, posiblemente por su menor altura, pero muy atractiva, en especial cuando la ves desde la zona donde dejas el coche, antes de llegar a Vallter 2000, y te parece inaccesible. Así que, muy temprano y antes de que los abuelos se arrepintieran, cogimos las mochilas y con las primeras luces del día nos dirigimos hacia Setcases, y de allí, por la carretera que te lleva a las pistas de esquí de Vallter, hasta el lugar desde donde sale el sendero hacia el refugio de Ulldeter.

Mapa de la ruta - Editorial Alpina

Como decía, dejamos el coche en una curva pasado el primer aparcamiento de las pistas de esquí (fácilmente identificable porque ya veréis otros coches más madrugadores aparcados allí) y cogemos el sendero que, si nos lo tomamos con calma (y hay que hacerlo, pues se superan 200 metros de desnivel), en algo menos de 30 minutos nos llevará hasta las puertas del refugio, acompañados por las aguas del Ter, que en alegre torrente, descienden paralelas a nosotros.

El Gra de Fajol desde la carretera

Camino del refugio junto a un árbol seco

El Gra de Fajol desde el refugio de Ulldeter

Descansamos unos minutos en el refugio, y nos lanzamos hacia el Coll de la Marrana, siguiendo las marcas del GR 11, aprovechando para tomar aire en los falsos llanos que encontramos durante la subida. Nos lleva casi una hora llegar hasta el collado,  superando fuertes pendientes, primero una pista de esquí y después la del propio collado. El día es espléndido y muchas personas siguen nuestros pasos, incluidas familias con niños pequeños. Algunos sólo quieren llegar hasta el Coll de la Marrana. Otros, más ambiciosos, esperan coronar el Bastiments con sus hijos. Ambas opciones son perfectamente factibles, pues, como he dicho, luce un sol radiante y no sopla el viento.

Seguimos las marcas del GR 11

Encaminándonos hacia el Coll de la Marrana

Subimos una segunda pendiente

El Coll de la Marrana ya a la vista

Mª José luchando con las últimas rampas

Otros muchos montañeros siguiendo nuestros pasos

Finalmente pisamos el Coll de la Marrana. A nuestra derecha queda la mole del Bastiments, y un poco más allá el Pic de l'Infern. Desde aquí parten diversos caminos hacia Nuria o al refugio Coma de Vaca. Nuestro objetivo queda a la izquierda, y debemos superar un desnivel de casi 150 metros para alcanzarlo.

En el Coll de la Marrana

Panorámica desde el Coll de la Marrana

Primeras rampas del Gra de Fajol

La subida es corta pero durilla. Es un tramo muy vertical que se supera en contínuos zig-zags. Nos cruzamos con otros montañeros que bajan tras hollar la cima, mientras seguimos los hitos de piedra que nos orientan hacia la cresta.

Vamos dejando atrás el Coll de la Marrana

Bastiments

Llegando a  la cresta

A punto de alcanzar la cima

En algo menos de media hora alcanzamos la cima. Las vistas son espectaculares en un día radiante: Bastiments, Pic de l'Infern, Puigmal, etc. Preparamos la pequeña cámara que llevamos para hacernos las fotos de rigor junto al piolet que marca la cima, mientras una pareja de buitres sobrevuela por encima de nuestras cabezas. La cruz que había en la cima, colocada por el Centro Excursionista de Esplugues, fue robada hace tiempo por unos sinvergüenzas disfrazados de montañeros.


Mª José en la cima

Gra de Fajol, 2708 m.

Junto a una fita de piedras. A mi derecha la cresta hacia el Gra de Fajol Petit

En la cumbre con el Bastiments detrás

Pasamos un buen rato en la cumbre. No tenemos prisa, pues era el único objetivo que nos habíamos marcado, dejando la subida al Bastiments para otra ocasión, a ser posible con los niños. Estamos solos (a la bajada nos cruzaremos con otros montañeros, entre ellos un esforzado padre que va bastante perjudicado por la carga de su vástago de tres años al que lleva en una sillita a la espalda), y la paz que se respira es estremecedora. Es un lugar precioso, una de las cimas que más me han gustado. Comenzamos el descenso, mucho más rápido que la subida ;), y en menos de quince minutos estamos nuevamente en el Coll de la Marrana.

Iniciamos el descenso por la cresta

Bajando al Coll de la Marrana

Pendiente del Gra de Fajol

Esperando a la señora

Pasamos otro buen rato en el coll de la Marrana, hablando con las personas que allí encontramos. Curiosamente empiezan a surgir grandes masas de nubes, primero como bolas de algodón y posteriormente más compactas, a pesar que el día continua bastante soleado. Descendemos por el mismo camino y pronto estamos nuevamente en el refugio. Ahora las nubes cubren las cimas de Ulldeter, y aunque no es una niebla espesa, pienso en las familias que subían hacia el Bastiments. Bajamos paralelos al río hasta llegar al coche, dando la excursión por finalizada.


Llegando nuevamente la refugio

Las nubes cubriendo la cima del Gra de Fajol

Cruzando el Ter por un pequeño puente

El Gra de Fajol o el Bastiments son cimas que se pueden hollar con los niños, siempre y cuando el tiempo acompañe. Hay que empezar muiy temprano y estar pendientes de la meteorología, para darnos la vuelta en caso necesario. Los desniveles son importantes, unos 700 metros el Gra de Fajol y casi 900 en el caso del Bastiments, por lo que los niños tienen que estar muy acostumbrados a la montaña y tener una edad a partir de 6 años. Y, siempre que vamos con niños, mirar la previsión meteorológica y no dudar en darnos la vuelta si la cosa se complica. A veces, la cima está abajo.


jueves, 25 de agosto de 2011

Castell Saverdera

Durante los días pasados en el Alt Empordà, conseguí sacar a la familia de la playa y dedicar una mañana a la "conquista" de una nueva cima de las 100 que propone la FEEC en su reto de "els 100 cims". Se trata del Castell Saverdera, una modesta montaña de 672 metros donde se encuentran los restos de un antiguo castillo, justo encima del conocido monasterio benedictino de Sant Pere de Rodes. Es una subida sencilla, sin apenas dificultad, que nos permite tener una bellísima panorámica del Cap de Creus y el golfo de Roses.
Nos dirigimos por carretera hasta el parking del monasterio y aparcamos en la zona de los árboles, buscando la sombra en un día más caluroso de lo previsto. Desde el parking hasta el monasterio hay un kilómetro de distancia por una pista asfaltada sin desnivel alguno. Una vez en el monasterio, subimos por  las escaleras que encontramos a la derecha de la entrada. Después, cogemos el pequeño sendero que sale a la derecha y que, directamente, nos llevará hasta la cima.

Dejamos el coche y nos encaminamos hacia el monasterio

Sant Pere de Rodes y las ruinas del Castell Saverdera

Subimos las escaleras

Y tomamos el sendero


El camino, sin ser difícil, es muy estrecho y pedregoso. En algunos tramos los matorrales a ambos lados se dan la mano tapando el sendero. La primera parte de la subida se nos hace muy pesada por el calor, a pesar de ser bastante temprano. No sopla ni una brizna de aire y el tener tan cerca la vegetación aumenta la sensación de calor y humedad.

Al principio la vegetación es muy espesa

Conforme subimos se nos abren las vistas hacia la bahía del Port de la Selva y, más al norte, Llançà. El monasterio va quedando poco a poco más lejos, lo que nos permite contemplarlo en su conjunto. El camino se hace más empinado, pero, al menos, la vegetación va desapareciendo y una ligera brisa hace más llevadero el calor.

Monasterio de Sant Pere de Rodes

El camino se empina un poco más

Panorámica desde el sendero

Finalmente salimos a una zona despejada desde la que observamos las primeras ruinas del castillo. Pasamos las primeras piedras y cruzamos por una  puerta que nos lleva a una zona interior desde la que subiremos hasta la parte superior del castillo. Viendo los restos que se han conservado nos hacemos una idea de lo grande que tuvo que ser en su momento.


Divisamos los primeros muros del castillo

Cruzamos la entrada

Visitamos  los  primeros restos


Para acceder a la zona superior, y cima propiamente dicha, debemos ascender por una zona bastante empinada, donde tenemos que ayudar a los más pequeños, e incluso nosotros ayudarnos de las manos. Finalmente llegamos a la parte superior desde donde tenemos una panorámica impresionante de todo el golfo de Roses.

Nos encontramos con alguna dificultad para subir

Una ayudita para el más pequeño

Y para la no tan pequeña

Todos en la cima: Castell Saverdera, 670 m.

Vistas desde la cima


Según la wikipedia, el castillo de Sant Salvador está documentado desde el siglo X, época en la que pertenecía a los condes de Empuries, que lo cedieron al monasterio de Sant Pere de Rodes, y era una buena atalaya de vigilancia contra las incursiones y ataques que sufrían en la zona. Posteriormente en 1283, fue parcialmente resconstruido, tiempo del que proceden la mayoría de restos que hoy podemos observar. En el punto más alto encontramos los restos de la iglesia, de época anterior a su primera restauración.


Algunos restos del castillo

Otros sobre unas rocas

Encontramos algunos  turistas arriba disfrutando de las vistas


Frente a nosotros, siguiendo la cresta de la montaña se llegaría hasta otro promontorio donde se encuentra un vértice geodésico, aunque está a una altura inferior a donde nos encontramos. De hecho, junto a los restos que hay en la cima, hay un punto geodésico que marca el punto más alto de la montaña. Las vistas, como digo, son espectaculares, en especial de todo el golfo de Roses.


Vértice geodésico sobre un promontorio cercano

Panorámica del Golfo de Roses

Punto geodésico

Estamos un buen rato descansando a la sombra. Sopla un poco de aire, y lo agradecemos, pues hemos pasado mucha calor en la subida. Finalmente volvemos a bajar hacia el monasterio, cosa que conseguimos en una media hora.

Volvemos a bajar ayudando a Jan en los tramos más difíciles

Con los peques en un tramo de la bajada

Mª José, tan contenta tras sumar una nueva cima

Posando con el monasterio al fondo

La excursión se puede completar con una visita al monasterio de Sant Pere de Rodes. Es muy interesante, a pesar de la destrucción que sufrió a raiz de ser abandonado. Nosotros ya lo habíamos visitado el año anterior, por lo que nos fuimos al Port de la Selva, a disfrutar de una buena comida bien merecida.