Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

miércoles, 11 de mayo de 2011

Sant Miquel de Solterra

El pasado sábado, a pesar de estar bastante nublado, nos dirigimos hacia Sant Hilari de Sacalm para hollar la cima de Sant Miquel de Solterra, o de les Formigues como también se la conoce, cima más alta de las Guilleries.  La ruta comienza junto a la Font dels Abeuradors, a donde se accede por la pista del Sobirá. Para llegar aquí, una vez en Sant Hilari seguimos el indicador hacia la Font del Sobirá rodeando una rotonda y subiendo por la calle de Joan Serres hacia la zona industrial, girando a continuación a la izquierda y tomando la pista que sale a la derecha antes de llegar a la urbanización de Can Sastre y  que un poco más tarde se convierte en un camino de tierra. en buen estado. Después de avanzar unos 7 kilómetros, llegamos a la Font dels Abeuradors. Hay poco sitio para dejar el coche, así que se deberá madrugar, pues el lugar es concurrido. Nosotros ya encontramos un par de coches y eso que el día no invitaba al excursionismo.


Mapa de la ruta - Editorial Alpina

Font dels Abeuradors


La ruta es muy sencilla e ideal para hacer con niños. De los 4 kilómetros que tiene la ascensión, 3 de ellos  transcurren por un camino ancho con un desnivel bastante suave. Sólo el último kilómetro es un poco más difícil, pues se sube por un sendero muy poco marcado y algo empinado. Una vez en la cima, las vistas son extraordinarias: el Montseny, la sierra del Cadí, el Collsacabra, etc, toda una panorámica de 360º. Junto a la fuente hay un panel explicativo de la ruta, y ésta se encuentra perfectamente señalizada a lo largo de toda la subida. Comenzamos a andar por el camino que hay a la izquierda de la fuente y conforme ascendemos vamos sorteando las diferentes bifurcaciones ayudados por las señales colocadas en cada una de ellas.



Panel informativo

Iniciamos la subida

Señales en cada desvío

Avanzamos entre castaños cuyas ramas parecen darse la mano a ambos lados del camino, dando la sensación de caminar bajo unos arcos. Además de los castaños, encontramos hayas, robles y algunos abetos. El paseo es muy agradable y a pesar de estar muy nublado, la temperatura no es fría.  Las paradas son contínuas, ya que Erik quiere fotografiar cada insecto que encontramos por el camino. Durante el ascenso compartimos un tramo del GR 83, que un poco más adelante dejaremos a la derecha, subiendo por  el camino que sigue por la izquierda.


Cruzando el castañar

Observando los insectos que nos encontramos por el camino

Abandonamos el GR y subimos por el sendero de la izquierda


Después de 3 kilómetros de paseo por camino ancho, que en en último tramo se empina un poco, llegamos a la Font Saguarda, que reconoceremos por que tiene el nombre escrito  en una piedra. Unos metros antes de llegar veremos a la izquierda una señal corregida que marca el inicio del sendero que nos llevará a la cima.


El camino se empina un poco

Font Saguarda

Señal al inicio del sendero

Camino a la cima

Comenzamos a subir por el sendero, entrando en un frondoso hayedo. Como he dicho antes, el camino no está muy marcado, pero es intuitivo y fácil de seguir. Sin embargo en algunos tramos es muy estrecho, ya que la ladera se empina bastante y nosotros la estamos cruzando en diagonal. Mientras subimos encontraremos un par de postes que nos sirven de referencia y algunas marcas azules. Pasaremos unas rocas grandes que encontraremos a nuestra izquierda y casi al final de la ladera, antes de llegar a la cresta, una marca azul en el tronco de un árbol nos indicará que debemos girar 180 º para ascender a la cima. Un poco más adelante, ya divisamos la cruz de Sant Miquel.


Cruzamos el hayedo

El sendero casi no se aprecia

La ladera comienza a empinarse conforme ascendemos

Rocas que encontraremos durante la subida

La cima ya a la vista

Para ascender a la cumbre podemos hacer una pequeña trepada por una zona rocosa o bien seguir el sendero que la rodea. Los niños y yo elegimos la trepada. Mª José prefiere seguir el camino. No deja de sorprenderme la facilidad con la que escala Jan, aún sin haber cumplido los cuatro años. Juanito Oyarzabal ya tiene un competidor. Alcanzada la cima nos damos cuenta que hemos escogido un mal día. No es que no podamos disfrutar de las vistas, algo que ya tenía asumido cuando llegamos a Sant Hilari, es que casi no podemos vernos nosotros, pues es ese momento un grupo de nubes bajas lo está cubriendo todo. Nos hacemos las fotos de rigor en la cumbre, firmamos en el libro que hay junto a la cruz, erigida sobre los restos de una torre del castillo de Sant Miquel, e iniciamos la bajada, no quiero que la niebla se espese más y, aunque no hay peligro de perderse pues se trata de bajar la ladera, tener algún tropezón en la bajada o que empieze a llover.


Jan trepando con facilidad asombrosa

Mª José celebrando que por una vez no es la última en alcanzar una cima

Erik y Jan sumando una cima más

Detalle de las hormigas al pie de la cruz

Sant Miquel de Solterra, 1202 m.

Cuenta la leyenda que toda la montaña estaba llena de hormigas. Estas entraban en la ermita que había y campaban por todas partes. Dentro había una imagen del Arcángel San Miguel, el de la espada, y las hormigas subieron por su pierna, picándole una de ellas. De la pierna brotó una gota de sangre y la estatua cobró vida, maldiciendo a todas las hormigas y condenándolas a morir allí. De aquí viene el nombre de Sant Miquel de les Formigues y quizás esa sea la causa del porqué en otoño se llena la cima con hormigas aladas. La bajada la hacemos en aproximadamente una hora. Mientras descendemos la ladera hasta la pista, la niebla se va espesando poco a poco. Una vez en la pista y conforme bajamos la niebla se disipa y llegamos sin novedad a la Font dels Abeuradors, donde aprovechamos para comer y dar por finalizada la excursión.

Jan y Erik junto a una de los postes que hay en el sendero

La niebla comienza a disiparse