Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

martes, 29 de marzo de 2011

Turó de Tagamanent

En octubre del año pasado, siguiendo la recomendación de una ruta publicada en la web de la revista Descobrir Catalunya ( www.descobrir,cat ), nos decidimos a subir al Turó de Tagamanent, y sumar una cima más a nuestro reto de las cien cimas visitando, si era posible, la iglesia de Santa María que la corona. La ruta habitualmente utilizada para ascender al turó parte desde el pueblo de Aiguafreda, es algo dura para los niños más pequeños, aunque se puede hacer sin problemas si el ritmo se adapta a ellos a lo largo de una jornada. Nosotros por nuestra parte, pasamos sólo la mañana, para luego comer en el restaurante de la masía El Bellver. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento que hay a los pies del turó. Para llegar aquí, yo recomiendo coger la salida de Tagamanent de la C-17 y seguir las indicaciones hacia La Calma y el Parque Etnológico. Se sube por una pista asfaltada, con tramos de fuerte pendiente, pero mucho mejor que la pista de tierra que sale desde los pozos de hielo de Avencó, en Aiguafreda.


Mapa del recorrido - Editorial Alpina


Una vez dejado el coche, tomamos el pequeño sendero marcado con una fita de madera que encontramos a nuestra izquierda. El camino de la derecha es un GR y conduce a Aiguafreda, y es el que se utiliza para subir al  turó desde esa localidad. Cuando llegamos las nubes cubrían todo el Pla de la Calma y ofrecían una vista del paisaje bastante singular. La subida es bastante suave a través de un bosque de pinos y encinas. Conforme ascendemos vemos como las nubes rodean todo el turó, y poco a poco quedan debajo de nosotros.


Fita que indica el camino

Comenzamos a subir rodeados por una espesa niebla

El sendero no presenta dificultad

Conforme subimos las nubes van quedando por debajo de nosotros

Aparece entre las nubes la masía de El Bellver

Conforme caminamos, los niños van parándose cada vez que nos encontramos con una seta. De rovellons no vimos ninguno. Supongo que ya los habrían cogido los dueños de todos los coches que nos encontramos aparcados en el borde de la pista que sube hasta el Turó. Estábamos en plena temporada "boletaire".


Mirando las setas

Una de las muchas que vimos

Seguimos ascendiendo, ahora por un terreno un poco más pedregoso hasta llegar a una formación rocosa bastante singular. Su parecido a una cabeza desata la imaginación del más pequeño. Desde este punto se nos abre una amplia visión, de la cual sólo podemos adivinar la masía de El Bellver y poco más, pues aún las nubes tapan gran parte del paisaje.

Continuamos la subida

Una cabeza petrificada

La Naturaleza crea formas caprichosas

Las nubes todavía cubren el paisaje

Seguimos el camino y un poco más allá podemos ver la iglesia de Santa María, que corona la cima del Turó de Tagamanent. Los primeros datos que tenemos de la iglesia datan del año 1009, cuando los vizcondes de Cardona la cedieron en un primer momento al monasterio de Santa Fe de Conques y posteriormente al de Sant Pere de Casserres. La iglesia fue restaurada en 1986, y cuando subimos estaba cerrada, por lo que nos tuvimos que conformar con verla desde la reja de la entrada.

Subimos los últimos metros...

..y ya divisamos la iglesia de Santa María

Detalle del interior

Iglesia de Santa María

Comimos algo junto a unos riscos desde donde la vista tiene que ser espectacular, y digo tiene porque las nubes seguían cubriéndolo casi todo. Conforme avanzaba la mañana, la temperatura se volvía más agradable y empezaban a sobrar los abrigos.


Junto a los riscos

Una parón para comer algo

Panorámica desde la cima

Descendemos del turó y atravesando la carretera cogemos el sendero marcado que cruza todo el Pla de la Calma hasta Collformic, y que nos lleva hasta la masía de El Bellver, edificio cuyo origen se remonta al siglo XI o XII, aunque la primera referencia que tenemos de ella data de 1374. Actualmente convertida en restaurante. y centro de información del parque natural, se la puede consideran como la puerta de entrada al Pla de la Calma.


Jan junto a la baliza de señalización

El Turó de Tagamanent queda detrás de nosotros

Cruzamos unos prados para  acercarnos a la masía

Llegando a la masía

El Bellver

Tras reservar mesa en el restaurante, de lo cual me arrepentí luego, ya que además de ser bastante caro, la comida no era nada del otro mundo, seguimos el GR en dirección a la masía de Ca L'Agustí. La masía está convertida en museo y es un fiel reflejo de la vida campesina en los siglos XVII y XVIII. Puede visitarse los sábados y domingos a las 16:30 en una visita guiada que organizan los responsables del restaurante.


Nos dirigimos hacia la masía

Ca l'Agustí

Rodeando la masía


Desde la masía nos acercamos al Bosquet de l'Agustí, zona boscosa donde los niños se divierten buscando setas para fotografiarlas y hacemos tiempo para la hora de comer. Superando esta zona, se entra en los prados del Pla de la Calma.



Sobre unas rocas

Rodeados de encinas y helechos

Finalmente volvimos al restaurante para comer y dar por finalizada la salida matinal. Como dije anteriormente, no recomiendo el restaurante. Son muy lentos para servir, la comida no vale mucho y el precio es bastante caro. Es mejor comer en alguno de los restaurantes que hay en Aiguafreda, en especial uno que está junto a los pozos de hielo de Avencó, más barato y mejor calidad.


Erik y Jan con el Turó de Tagamanent a sus espaldas


lunes, 14 de marzo de 2011

Matagalls

La subida al Matagalls es una de las más tradicionales dentro del montañismo catalán. A pesar de no destacar por su altura, 1697 m., de hecho la tercera cima más elevada del Montseny, tras el Turó de l'Home y Les Agudes, el simbolismo que la rodea la asemeja a subidas mucho más exigentes como el Canigó, el Pedraforca o la Pica d'Estats. Hacía mucho tiempo que quería subir con mis hijos, y lo tenía planeado para el lunes 7 de marzo. La nevada que cayó el miércoles anterior me hizo dudar hasta el último momento, pero como el domingo observé poca nieve, sólo restos en las cumbres, nos decidimos a ir. La verdad es que nieve no quedaba mucha, salvo en el Turó de l'Estanyol, y atravesarlas por el GR constituyó para Jan una autentica proeza, ya que el estrecho sendero estaba convertido en un barrizal.y muchas veces debíamos caminar por la ladera nevada. La ascensión en sí no presenta grandes dificultades, quizás atravesar el Turó Gros sea lo más duro, y está totalmente señalizada con balizas con los colores rojo y blanco del GR 5.2.


Mapa de la ruta - Editorial Alpina

Dejamos el coche en el parking de Collformic y cogemos el senderito que, tras pasar por un coqueto puente de madera, nos lleva hasta la Creu Carlina, monumento en conmemoración de las personas fusiladas en Collformic durante la tercera guerra carlista,  los días 10 y 11 de Enero de 1874. Aquí hacemos una mini-parada para comer algo antes de comenzar la ascensión, pues el desayuno ya quedaba algo lejos, tras casi una hora de coche.


Listos para la ascensión

Puente de madera

Creu Carlina


Comenzamos a subir por unas escaleras que hay junto a la cruz, señalizadas con una baliza del GR-5. Atravesamos un robledal, cruzamos la pista que por la derecha lleva hasta la masía de Sant Andreu de la Castanya, cerrada por una valla metálica, y que por la izquierda sube hasta el Turó d'en Besa. Seguimos rectos, y subimos por la Carena dels Roures. Son los últimos árboles que veremos en nuestro camino. El terreno se convierte en una auténtica alfombra de piedra hasta llegar nuevamente a la pista de tierra que por la izquierda conduce hasta Sant Segimon. Desde aquí tenemos una magnífica vista de la masía y observamos algunas reses pastando.


Subimos por las escaleras que hay junto a la Creu

Cruzamos la Carena dels Roures

Subiendo por una auténtica alfombra de piedra

Con Jan tras subir hasta la pista

Sant Andreu de la Castanya


Desde este punto ya tenemos las primeras vistas del siguiente objetivo: el Truó Gros de Santandreu. Seguimos ascendiendo, ahora de forma más suave, rodeando el Turó d'en Besa, hasta salir al Pla de la Barraca. Dejaremos a nuestra izquierda una torre eléctrica. La torre y la caseta que hay en la cima del Turó d'en Besa nos servirá de referencia a lo largo de la jornada. Encontramos el sendero que cruza el Pla de la Barraca tan embarrado que es preferible caminar por los prados.

A la derecha la mole del Turó Gros

Por el Pla de la Barraca

Erik explicando a Jan hacia dónde vamos

Jugando con los primeros restos de la nevada que encontramos

Pasamos por los prados para evitar el sendero embarrado


Finalmente llegamos a los pies del Turó Gros. Allí la nieve acumulada empieza a ser importante y los niños aprovechan un descanso para jugar, antes de enfrentarnos a la ascensión. Frente a nosotros aparece el Pou de Neu, enorme circunferencia de 17 metros de diámetro utilizado para conservar nieve. No hay que confundirlo con los pozos de hielo, construidos para almacenar los bloques de hielo que luego se vendían en la ciudad.

Erik y Jan jugando con la nieve

El Pou de Neu

Panorámica del Pla de la Barraca


Iniciamos el ascenso por un sendero poco marcado, quizás por la nieve, y bastante pedregoso. La subida es dura y hay que tomarselo con calma. Poco a poco vamos ascendiendo y cada vez queda más lejos el Turó d'en Besa. Las balizas de madera van sirviendo de referencia en una zona donde, desaparecido el sendero, subes por donde consideras mejor.


Iniciamos la ascensión despacio, pero a buen ritmo

Las balizas sirven de referencia

Erik se toma un pequeño respiro

La cima cada vez más cerca

Los últimos metros de ascensión los hacemos por una zona completamente nevada. Para alcanzar la cima del Turó Gros nos desviamos del sendero unos metros. Aquí nos tomamos un respiro observando a lo lejos la Creu del Matagalls. Solo nos queda bordear el Turó de l'Estanyol, llegar al Collet dels Llops y subir por la ladera del Matagalls hasta su cima. No pensabamos que nos iba a resultar tan duro, especialmente para Jan,  bordear el Turó de l'Estanyol.

El Turó d'en Besa ya queda muy lejos

Últimos metros hasta la cima

Jan avanzando a buen ritmo

Cima del Turó Gros de Santandreu, 1541 m.

Tras descansar de la subida, comer algo para reponer fuerzas, nos ponemos nuevamente en marcha. El GR que pasa por la ladera del Turó de l'Estanyol está en muy mal estado. Mucho barro que para las botas de un adulto sólo sería una pequeña molestia, para las de Jan, más pequeñitas, es una gran incomodidad. En otras zonas el sendero esta completamente nevado, pero por las pisadas de otros excursionistas, se ha convertido en placas de hielo. Caminamos despacio y en algunas zonas por la ladera nevada, mucho más practicable que el sendero. Por fin llegamos al Collet del Llops, donde la hierba de los prados nos permite limpiarnos las suelas de las botas, y miramos ya más de cerca nuestra meta.

Por la ladera del Turó de l'Estanyol

El sendero está muy complicado para Jan

Y cada vez se complica más

Decidimos subir por la ladera nevada

El Turó de l'Estanyol completamente nevado

Un nuevo descanso en el Collet dels Llops

Panorámica del Collet dels Llops


Nos lanzamos por fin hacia la cima del Matagalls. La subida, después de lo que llevamos, en especial el más pequeño, no nos resulta tan dura, a pesar de lo accidentado del terreno. El deshielo ha producido pequeños riachuelos que corren ladera abajo. En algunas zonas hay bastante nieve acumulada. Por fin hacemos cima y lo más sorprendente de todo es que cuando llegamos estamos solos. La alegria dura poco, pues pronto se llena de excursionistas que suben bien desde Collformic, bien desde Sant Marçal.


La subida nos parece menos dura

La cima cada vez más cerca

Erik, como siempre, el primero en llegar

Cima del  Matagalls 1697 m.

Alegría en la cima


Junto al vértice geodésico

Pasamos un buen rato en la cima. Aprovechando que la temperatura es agradable y el viento no sopla muy fuerte, comemos junto a la Creu disfrutando de las vistas: Viladrau, más allá los riscos o "cingleres" del Collsacabra, les Guilleries, el Turó de l'Home y Les Agudes. Poco a poco se llena la cima de excursionistas que aprovechan para comer como nosotros. Una vez descansados y comidos y viendo que se empieza a nublar el día, iniciamos el descenso, esta vez por una ladera nevada, pero menos accidentada. A la vuelta evitamos el sendero que bordea el Turó de l'Estanyol y decidimos subir por la otra ladera que no tiene nieve y ahorrarle a Jan otro sobreesfuerzo. Llegamos cansados, pero sin novedad, a Collformic, dando por finzalizada la excursión.


Señalando a Erik un futuro desafio: El Turó de l'Home y Les Agudes

Iniciamos el descenso

Bajamos por una zona nevada

Bajando el Turó Gros


La subida al Matagalls no tiene dificultad para los niños. En condiciones normales, con los senderos practicables y con un ritmo pausado adaptado a los más pequeños, es totalmente factible subir hasta la cima. En nuestro caso, no esperábamos tanta nieve y eso fue lo que hizo que la subida fuera más dura de lo normal para Jan. Sin embargo, señalar que se portó como un auténtico campeón e hizo todo el camino andando, apoyándose en su bastón.