Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

domingo, 26 de junio de 2011

Salt de Sallent

Rupit es uno de esos pintorescos pueblos de montaña enclavado en el corazón del Collsacabra famoso por su puente colgante y por el Salt de Sallent, un salto de agua con una caída de casi 100 metros. Es un enclave turístico que por el tamaño del parking que te encuentras a la entrada del pueblo, debe de estar bastante masificado en verano. Cuando llegamos ya había algunos coches, pero cuando marchábamos a primera hora de la tarde parecía el parking de un centro comercial. No obstante, no encontramos mucha gente a lo largo de la ruta, sólo algunas personas en el propio salto, y tampoco se puede decir que fuese una muchedumbre, de lo que deduzco que la mayoría de la gente que llegó al pueblo quería disfrutar de la cocina catalana en alguno de sus muchos restaurantes. La ruta es bastante sencilla, salvo por algunos pequeños tramos embarrados donde se agradece llevar botas de montaña, e ideal para hacer con niños. De todas formas, hay que tener cuidado, pues no debemos olvidar que estamos cerca de unos riscos muy altos y estar atentos a dónde nos paramos para observar las vistas que ofrece el paisaje, en especial en la zona del salto de agua. Hace unas semanas, una persona falleció al resbalar y caer al vacío. Personalmente no encontré la ruta peligrosa en absoluto. Sin embargo, al ir con niños pequeños es conveniente extremar la atención.


Mapa de la ruta - ICC

Dejamos el coche y nos dirigimos al pueblo por la derecha, pasando junto a un parque infantil hasta llegar al puente colgante por el que pasamos con cierto cosquilleo en el estómago por el balanceo. Buscamos la iglesia de Sant Miquel, donde se inicia el camino hacia el Salt del Sallent. Un poco más adelante de la puerta de entrada a la iglesia bajamos por unas escaleras, girando a la izquierda y pasando por debajo de una casa hasta salir a un sendero que seguiremos hasta entrar en una zona húmeda y boscosa quedando a nuestra derecha la riera de Rupit.

Nos dirigimos hacia la iglesia

En el puente colgante

Bajamos por esta calle junto a la iglesia

Seguimos el sendero hacia el bosque

Rupit queda a nuestra espalda

Antes de entrar en el bosque cruzamos un pequeño arroyo y subimos  por unas escaleras de piedra, quedando ya la riera a nuestra derecha. A lo largo del camino encontramos zonas embarradas que cruzamos vigilando de no resbalar. La vegetación es muy frondosa y en muchas ocasiones no te permite ver la riera. Sin embargo sí podemos observar algún saltito de agua que otro antes de llegar a los Saltants del Rodó.

 
Cruzamos el arroyo

Subiendo por unas escaleras al sendero

Pasando por zonas embarradas

Pequeños saltos de agua
 

Algo más adelante nos desviamos del sendero por un caminito estrecho hasta uno de los Saltants del Rodó. Hay que tener cuidado porque es una zona muy resbaladiza y embarrada, de ahí que sea buena idea llevar botas de montaña. Desconozco si todo el barro que nos encontramos se debe al agua de la propia riera o a las lluvias de las últimas semanas. El caso es que hay que estar atentos para no resbalar o meter el pie en algún cenagal. 


Saltants del Rodó

El agua cae con fuerza

Volvemos al sendero principal y continuamos bajando pasando junto a unas paredes rocosas hasta llegar a la Font de la Pomareda. Desde allí bajamos a ver el Saltant de Sabaters, brincando de piedra en piedra para no llenarnos de barro, pues el lugar está bastante impracticable. De todas formas merece la pena, pues la pequeña catarata es muy bonita.

Descendemos por el sendero

Pasamos junto a una pared rocosa

Font de la Pomareda

Saltant de Sabaters

Vigilando de no resbalar

 Regresamos al sendero, ahora mucho más ancho, y llegamos a una explanada que es el borde del risco donde la riera de Rupit lanza sus aguas formando el espectacular Salt de Sallent. Lo primero que hace la familia es refrescarse con el agua de la riera, pues el calor aprieta. Yo me acerco al risco para hacer unas fotos del salto. Al fondo se ve L'Agullola, formación rocosa que se separa del riscal o cinglera (en catalán). La riera lleva mucha agua y la cascada es espectacular. Huelga decir que se ha de ser prudente y mantener controlados a los niños. A la izquierda de la explanada sale un camino que 300 metros más arriba nos lleva a una balconada que hace las funciones de mirador.

Llegamos al salto de Sallent

Erik refrescándose. El calor aprieta

El agua cae con fuerza

L'Agullola

Salt de Sallent

Nos dirigimos al mirador, donde nos hacemos las fotos de rigor y disfrutamos de unas espectaculares vistas que abarcan desde la cinglera del Santuari del Far hasta L'Agullola. Volvemos  nuevamente al salto, para descansar y refrescarnos un rato con sus aguas. Para nuestra sorpresa no encontramos mucha gente, pues pensaba que este punto de la ruta estaría muy concurrido, así que podemos disfrutar del lugar con cierta comodidad.

En el mirador

Toda la familia quiere salir en la foto

Panorámica del salto y la cinglera

Refrescando los pies

Punto donde cae el agua al vacío

El mirador al borde del risco

Desde el salto podemos volver a Rupit en menos de una hora, a ritmo de niño pequeño. Si decidimos hacer todo el recorrido, éste es un buen lugar para comer. Es amplio y fresquito. Nosotros, como todavía  es temprano, cruzamos la riera y siguiendo la señal que nos indica la dirección a Sant Joan de Fábregues, bordeamos todo el riscal por una pista de tierra, que seguimos hasta encontrar la pista cimentada con marcas rojas y blancas de GR que nos llevará de vuelta a Rupit, mientras observamos a la distancia L'Agullola por un lado y el Santuari del Far por el otro. Antes de llegar a la pista cimentada, cuando el camino hace un amplio giro a la derecha, veremos a nuestra izquierda un pequeño prado, donde si nos asomamos hacia el risco tendremos otra vista del Salt de Sallent. Este es otro buen lugar para comer si no está ya ocupado.

Abandonamos el salto por la pista de tierra

El Salt de Sallent desde el prado

 Tomamos la pista asfaltada hacia la derecha, a la izquierda nos llevaría hasta el pantano de Sau, y unos metros más adelante sale a la izquierda el camino que nos lleva a Sant Joan de Fàbregues, bonita iglesia románica cuya planta data del siglo XI (se tiene conocimiento de ella desde el año 968) y actualmente casa de colonias. Aquí paramos para comer. Quiero señalar que al tratarse de una casa de colonias, no sé si nos tomamos una excesiva libertad de "acampar" para comer bajo la sombra de un árbol junto al mirador. Un señor, supongo que responsable de la casa, pasó junto a nosotros saludándonos sin hacernos ningún comentario. Si esta persona tuvo la deferencia de permitirnos comer dentro de lo que se puede considerar más o menos un recinto privado, quiero agradecerselo de corazón. Por este motivo, no puedo recomendar comer en este lugar que, sin embargo,  para nosotros fue una experiencia extraordinaria.


Ya vemos la iglesia

Sant Joan de Fàbregues

Aprovechamos para comer

Panorámica desde el mirador


Después de reposar la comida, nos disponemos a cubrir la última parte del recorrido: subir al Mirador dels Bassis y visitar las tumbas antropomórficas que se hayan allí cerca. Así que volvemos nuevamente a la pista y unos metros más adelante encontramos a nuestra izquierda un senderito señalizado con un rótulo que penetra en el bosque. La subida es bastante pronunciada con tramos donde los más pequeños deben usar las manos para salvar el desnivel. A pesar de lo frondoso del bosque no hay pérdida. Sólo se trata de seguir las abundantes marcas de color rojo que encontraremos en los troncos de los árboles y en las rocas. Pronto llegamos hasta una pequeña cabaña construida con ramas donde nos tomamos un ligero respiro. Seguimos subiendo hasta finalmente llegar a una pequeña explanada donde a la izquerda están las tumbas antropomórficas excavadas en la piedra. Las encontramos parcialmente inundadas de agua, lo que reafirma mis sospechas de que a pesar del tiempo seco que ha hecho durante la semana, por aquí ha tenido que caer alguna tormenta.



La subida es bastante empinada desde el principio

Llegamos hasta la cabaña siguiendo las marcas rojas

Tumbas antropomórficas


Desde este punto hasta la cima nos quedan unos pocos metros. Subimos por una zona rocosa que nos lleva hasta la explanada desde donde se nos abre una vista extraordinaria. Realmente merece la pena subir hasta aquí sólo para disfrutar de tan espectaculares vistas. La panorámica que os presento no hace justicia. En la zona encontramos un par de dibujos grabados en la roca por alguien más contemporáneo a los autores de las tumbas. En este punto también hay que estar atento a los niños. Estamos al borde de altos riscos y no se pueda bajar la guardia.

Últimos metros hasta el mirador

Panorámica

Un rostro grabado en piedra

Y una serpiente


Pasamos un rato disfrutando del paisaje y nos ponemos nuevamente en marcha siguiendo las marcas rojas. Un poco más adelante el sendero se bifurca donde un cartel nos indica el camino hacia Rupit. Es un camino de bajada amplio y muy transitable que nos conducirá nuevamente a la pista cimentada que seguiremos hasta el pueblo.

Desvío señalizado

Sendero de bajada

Nuevamente en la pista

Llegando a Rupit

En el puente colgante

Esta excursión es altamente recomendable para hacer en familia. Son unos 7 kilómetros que para unos adultos, con paradas incluidas, son menos de tres horas. Pero si vamos con los niños y éstos son pequeños tardaremos más, por lo que es mejor prepararla como una salida de día entero y no tener prisa para disfrutarla. Eso sí, evitar los meses de verano porque una vez que abandonemos el salto no encontraremos sombra hasta llegar al bosque que sube al Mirador dels Bassis.

jueves, 2 de junio de 2011

Turó de l'Home

El Turó de l'Home, con sus 1706 metros de altura (según el ICC), es la cima más alta del macizo del Montseny. Sin embargo, quizás porque se puede llegar a su cima comodamente en coche, no tiene el mismo pedigrí que sus vecinos Matagalls y Les Agudes. De hecho, la FEEC no la ha incluido en el listado del reto de las 100 cimas. A pesar de ello, las excursiones que parten tanto desde la Font de Passavets como desde Fontmartina resultan muy bonitas de hacer. Nosotros escogimos la que sale desde la Font de Passavets, pasado un kilómetro de Can Casades en dirección Viladrau, y que está totalmente seañalizada. La ascensión, a pesar de no tener mucha complicación, puede ser algo dura para un niño pequeño. Son 500 metros de desnivel, en contínuo ascenso, y si el pequeño no está acostumbrado a caminar se le puede hacer algo pesada. La recomiendo para niños a partir de 4 años, o si son más pequeños, que estén un poquito entrenados, siempre y cuando queramos que vayan andando durante toda la excursión. Lamentablemente, de nuevo nos vimos castigados por una adversa meteorología (y ya van tres) que nos impidió no ya disfrutar de las vistas sino casi el vernos los unos a los otros. 


Mapa de la ruta - Editorial Alpina


La ruta parte de la Font de Passavets, en medio de un precioso hayedo que en otoño debe ser espectacular. Frente a ella corren las aguas de la riera de Santa Fe, formando pequeños saltos a lo largo de todo su curso. Todo el recorrido está perfectamente señalizado por balizas metálicas y son de gran ayuda para no confundirte en los diversos cruces que encontramos. Dejamos a nuestra izquierda la fuente y nos adentramos en el hayedo siguiendo las balizas. Pasamos lo que antiguamente era un pozo de nieve y hacemos un giro  de 180º siguiendo la pista, ya en moderado ascenso.


Font de Passavets

Un espeso hayedo nos da la bienvenida

Listos para la ascensión

El camino va haciendo contínuas lazadas mientras ascendemos por medio del hayedo. Se alternan tramos de terreno firme, cubierto de hojas, con otros bastante más pedregosos. Es importante fijarse en las balizas para seguir correctamente el itinerario, ya que a veces se debe girar 180º en puntos donde la pista continúa recta. Pronto nos encontramos con la primera muestra de la fauna del Montseny: una salamandra común típica de estos bosques. El calor aprieta y comenzamos a quitarnos capas de ropa. Quién nos iba a decir en ese momento que volveríamos a usarlas a lo largo del recorrido.


Primeros pasos de la subida

Subida moderada pero constante

Balizas que señalan el itinerario

Salamandra del Montseny

Pronto nos encontramos con los primeros abetos que crecen junto a las hayas: es la zona conocida como l'Avetada. Árbol característico de centroeuropa, sólo crece en esta zona del Montseny y otros pocos ejemplares en las faldas del Matagalls. Poco a poco se ha ido nublando el día y la niebla comienza a cubrir el sendero.

Acercándonos a la avetosa

Los peques quieren saber por dónde vamos

Los primeros abetos en un camino muy pedregoso

Con Jan junto a un abeto

La niebla hace su aparición

La niebla se hace cada vez más espesa. En algunos tramos no vemos a más de 2 metros de distancia. Planeamos desde el Pla dels Pous hasta llegar a Els Rocs Cremats. Desde aquí la vista de la abetosa es magnífica en condiciones normales. Nosotros bastante tenemos con vernos los unos a los otros. Seguimos el sendero, ahora más estrecho, hasta que finalmente llegamos al Coll Pregon, cruzamos la carretera y nos encaminamos hacía la cima del Turó de l'Home. La temperatura ha descendido bastante y el fuerte viento hace que la sensación térmica que tengamos sea la de un día de invierno. Nos abrigamos y nos lanzamos a caminar los últimos metros que por un sendero amplio nos llevan hasta la estación meteorólogica, que ese día está cerrada, y al vértice geodésico que corona la cima.

Seguimos avanzando entre la niebla

Acercándonos a Els Rocs Cremats

Erik junto a Els Rocs Cremats

Llegamos a Coll Pregon

...y comenzamos a abrigarnos para subir a la cumbre

Jan se enfada porque no quiere ponerse la capucha

Erik, más profesional, lo mira en la distancia

El fuerte viento hace que los últimos metros hasta la cumbre sean los más difíciles. Pronto divisamos entre la niebla el vértice geodésico. Unos pocos metros más y coronamos la cumbre del Turó de l'Home, 1706 metros de altura. Como en las últimas ocasiones, no hay vistas que disfrutar. Habrá que dejarlas para cuando volvamos a subir desde Fontmartina o subamos a Les Agudes. No encontramos a nadie en la cima y con el viento tengo serios problemas para colocar el trípode de la cámara para hacernos las fotos de rigor.


Listos para coronar la cumbre. Jan sigue enfadado

Ya se divisa el vértice geodésico

Erik corriendo para ser el primero

Después el resto de la familia

¡¡¡Cima!!!

Turó de l'Home, 1706 metros

Intentamos resguardarnos del fuerte viento junto a la base del vértice para sacar otras cuantas fotos y disfrutar dentro de lo posible de la cima conseguida, pero es imposible. Desistimos y bajamos a la estación meteorologica que ese día esta cerrada. Desconozco si actualmente está en servicio, aunque por ahí he leído que tiene un pequeño bar.


Jan protegiéndose del viento

Unas pocas fotos más

Estación meteorológica

¡Está cerrada!

Son casi la una y como tenemos aproximadamente una hora de bajada reponemos fuerzas y nos encaminamos nuevamente hacia la Font de Passavets. Volvemos a pasar por Els Rocs Cremats, lamentando la niebla porque es un lugar ideal para comer. Conforme bajamos la niebla se va disipando y algo más abajo el sol comienza a filtrarse entre la exhuberante vegetación del hayedo.


Un poco de agua tras bajar de Coll Pregon

Entre la niebla hacia Els Rocs Cremats

En Els Rocs Cremats sigue sin verse nada

Volvemos a pasar entre abetos

Empieza a hacer calor y sobran capas de ropa

Conforme bajamos el sol vuelve a lucir

Por fin llegamos a la font de Passavets. Buscamos un lugar junto a la riera y comemos. Después los peques juegan un poco entre las hojas y damos por finalizada la excursión.

Junto a la riera

Un pequeño salto

Jugando con las hojas

Desde la cima del Turó de l'Home, si los niños no están cansados o son algo más mayores (5 años) puede coronarse la cima de Les Agudes. Os dejo un par de enlaces de dos interesantes blogs donde os describen la ruta: Lo que cuentan mis botas  y  Fer muntanya.