Bonita y fácil excursión, ideal para hacer con niños, a la parte más oriental del Collsacabra, donde conoceremos otro rincón mágico cargado de leyenda. La primavera ha llegado y se nota en los prados y los bosques de esta parte del territorio, donde los colores se combinan dibujando parajes de ensueño. El punto de partida de la excursión se encuentra al inicio de la pista que sube a la izquierda pasada la casa de colonias La Devesa. Para llegar hasta aquí, subimos por la C-17 y nos desviamos por la C-25 dirección Girona. En la segunda salida (183) tomamos la C-153 en dirección a Cantonigrós y Rupit. Pasada esta última localidad estaremos atentos, pues un par de kilómetros más adelante, a la izquierda, nos encontraremos la casa rural La Devesa. La pasamos de largo y unos trescientos metros más adelante, a la izquierda sale la pista forestal por donde nos desviamos. Subimos unos metros por ella y aparcamos a un lado, junto a la riera de l'Om.
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
Distancia: 9,5 km.
Tiempo: 4 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 2 horas 30 minutos, sin paradas
Como he dicho antes, dejamos el coche en el margen de la pista, junto a la riera y nos ponemos en camino. Unos cientos de metros más arriba, justo donde comienza un bonito abetal, la pista se bifurca, tomando el desvío de la derecha y cruzando la riera, por el camino que conduce a la masía de la Jaça. Avanzamos por un bonito hayedo en ligera subida por la pista que hace varias ziga-zagas hasta llegar a la valla que da acceso a la masía.
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Preparados para iniciar la excursión |
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Nos ponemos en marcha paralelos a la riera |
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Bonito abetal |
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Nos desviamos a la derecha y cruzamos la riera |
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La pista asciende suavemente |
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El hayedo vestido de verde primaveral |
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Frente al acceso a La Jaça |
Los prados están separados del camino por una alambrada para evitar que las reses que pastan puedan acceder al camino. Un poco más adelante el ganado pasta apaciblemente, ajenos a los homínidos que transitan por el lugar, cámara en ristre, y que tienen la fea costumbre de fotografiarles sin pedirles permiso. Encontramos un estanque a nuestra izquierda, que nos acercamos a contemplar con la esperanza (especialmente de los más menudos) de encontrar ranas. No hay ranas, así que seguimos nuestro camino ignorando los mugidos de alegría que emiten las reses al observar que el calvo pesado de la cámara abandona el lugar.
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El prado es realmente hermoso |
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Pasando junto al ganado |
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"Mira mamá, turistas" |
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Un amigo |
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Un pequeño estanque en medio del prado |
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No encontramos ranas |
La pista pasa junto a unos abedules y poco a poco nos vamos acercando al Collet de l'Arç, una bifurcación señalizada donde giraremos hacia la derecha encaminándonos hacia las Rocas Encantadas. Después volveremos a este punto para seguir por el otro ramal en dirección al santuario de la Salut. Cruzamos ahora por un pequeño bosque de abedul hasta encontrarnos con una verja que cruza la pista. Abrimos, pasamos y volvemos a cerrar. No hace falta indicar que es importante cada vez que crucemos alguna alambrada o verja, volver a dejarla cerrada, a fin de evitar que el ganado pueda salir de los prados donde pastan.
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Abedules junto a los prados |
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Llegando al Collet de l'Arç |
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Poste indicador |
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Atravesando el bosque de abedules |
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Verja que debemos atravesar |
El camino atraviesa ahora otros amplios prados que se elevan suavemente hasta el Turó d'Armadans. Las vistas desde este punto son increíbles. Poco a poco nos adentramos en un denso hayedo hasta alcanzar un poste indicador en una nueva bifurcación del camino. Recto iríamos hacia el Coll de Condreu (una buena opción donde comenzar la excursión si sólo queremos visitar las Rocas Encantadas y vamos con niños muy pequeños). Nosotros nos desviamos hacia la izquierda obedeciendo al poste indicador y nos adentramos en el hayedo para visitar su rincón mágico.
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La pista cruza nuevos prados |
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Adentrándonos en el hayedo |
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Desvío del camino |
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Ya estamos cerca |
Una pequeña bajada nos conduce hasta las Rocas Encantadas. Hay varios plafones para los niños donde explica la leyenda del
dimoni, y su afición a tirar piedras, y los personajes mágicos que podemos encontrar en el bosque (
dones d'aigua, brujas, duendes o tertulianos de Sálvame). El lugar es realmente bonito, aunque quizás no tan espectacular como las rocas que podemos encontrar en el bosque de Savassona.
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La leyenda de las Rocas Encantadas |
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La familia, ilustrándose |
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Algunas de las rocas que forman el conjunto |
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Otras más |
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Y más y más.... |
Deambulamos un rato por el lugar, aprovechando que estamos solos (es la ventaja de madrugar cuando vas a la montaña), observando los distintos conjuntos que forman las rocas. Uno de los plafones que hay nos informa del origen de estas rocas, así que me ahorro la explicación. Lo curioso es ver estas enormes moles redondeadas apiladas en medio del hayedo, como surgidas de la nada. Nos adentramos en algunas aberturas y cavidades que forman las piedras en medio de un silencio casi absoluto.
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Esta era la canica preferida del demonio |
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Otra pila de piedras |
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Algunas forman estrechos pasadizos |
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Sansón Jan |
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Una foto de todos en este mágico lugar |
La calma se rompe cuando llega un nutrido grupo de chavales acompañados por un monitor y empiezan a encaramarse a las rocas. Detrás llegan los padres de tan alborotada tropa intentando imponer la disciplina que el monitor no conoce por culpa del tipo aquél del bigote que eliminó la mili y privó de tan instructiva experiencia a las nuevas generaciones. Yo que sí tuve el infortunio de conocerla, reúno a mi pelotón y toco a retirada. Abandonamos el hayedo y antes de seguir hacia el santuario de la Salut, decido coronar la cima del Turó d'Armadans, modesta elevación pero que posee un vértice geodésico y cuyas vistas merecen la pena. Pasamos al otro lado de la alambrada y subimos por los prados hasta alcanzar el vértice, donde nos hacemos la foto de rigor.
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Los niños encabezan la marcha hacia la cima |
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En estos prados no encontramos vacas |
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Un pequeño senderito marca el camino |
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Lo siento, Jan, esta vez ha ganado Erik |
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Turó d'Armadans, 1152 m. |
Tras coronar el turó, bajamos nuevamente hasta la pista y volvemos por nuestros pasos hasta el primer desvío en el Collet de l'Arç para dirigirnos al Santuario de la Salut. El camino hace una ligera bajada y rápidamente llegamos a un nuevo poste indicador.
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De vuelta a la pista |
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Llegamos al collet de l'Arç |
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Una suave bajada... |
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...nos conduce al desvío hacia el Santuario |
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Indicador hacia el Santuario |
El camino se introduce en un hayedo y en unos minutos llegamos a la explanada del Santuario de la Salut, un espectacular balcón a la Vall d'Hostoles. El edificio, del siglo XVIII, cuenta con una hospedería y un restaurante. Aprovechamos para tomarnos un refrigerio y disfrutar de las vistas que ofrece tan privilegiado lugar.
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Bajando hacia el santuario |
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Fachada de la iglesia |
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Interior de la capilla |
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Un espectacular balcón a la Vall d'Hostoles |
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Sant Feliu de Pallerols |
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Una parada para tomar algo fresquito |
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Una foto con Jan |
Tras refrescarnos y descansar un ratito, nos ponemos nuevamente en marcha regresando al poste indicador donde nos desviamos. Allí seguimos el camino hacia la derecha, cruzando por unos prados salpicados de abedules. Pasamos de largo un indicador y seguimos rectos por la pista hasta alcanzar una bifurcación donde hay acumulados unos troncos. Aquí nos desviamos hacia la izquierda hasta que un poco más adelante volvemos a encontrar otra bifurcación. Volvemos a girar a la izquierda, dejando el camino que por la derecha sube hacia una loma.
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Nuevamente junto al poste indicador |
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Avanzamos por la pista |
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Los prados, salpicados de abedules |
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Primera bifurcación: a la izquierda |
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Segunda bifurcación: otra vez a la izquierda |
La pista baja en medio de un frondoso hayedo paralelos a la riera de l'Om. Dejamos el desvío que a la derecha nos llevaría hasta la masía de Coma-Serra y pronto alcanzamos los primeros avetos que nos indican que estamos cerca del final de la excursión. Un poco más de bajada y llegamos al punto donde habíamos dejado el coche.
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Cruzando un paso canadiense |
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Poca agua baja por la riera |
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Primeros abetos |
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Llegando al final de la excursión |
Teníamos mesa reservada en el restaurante de La Devesa, donde comimos muy bien y bien de precio.
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