Visitamos en esta ocasión otro bonito lugar, fronterizo entre las comarcas de Osona y la Garrotxa. Las Escletxes de la Freixeneda (también se las conocen como de l'Euga) son unas enormes grietas que se han abierto en el subsuelo rocoso de un denso hayedo y que forman auténticos laberintos con estrechos pasadizos y profundas simas. Es un lugar, eso sí, que requiere que tengamos cierto cuidado con los pequeños, y no tan pequeños, para no terminar dentro de un agujero, pues la hojarasca del hayedo que cubre gran parte del suelo que pisamos, puede esconder alguna "trampa". Podemos acceder a este rincón natural desde Sant Privat d'en Bas (Garrotxa) o bien, como hicimos nosotros, desde Vidrà. Nuestro punto de partida se encuentra en el collado de Collfred. El itinerario es C-17 hasta Sant Quirze de Besora, y desde allí continuar hasta Vidrà. Una vez en el pueblo, seguimos por la estrecha pista asfaltada que lleva a Ciuret hasta alcanzar el collado (unos 13 km. desde Vidrà), medio kilómetro antes de llegar a la masía de la Casanova de Collfred. En algunas entradas he leído que dejan el coche en esta masía. Yo no vi sitio para aparcar allí, al menos para un turismo, a parte de que es una propiedad privada, por lo que recomiendo dejarlo en el collado donde hay espacio para cuatro o cinco coches. Sólo hay poco más de cinco minutos hasta la masía bajando por la pista.
Distancia: 8,5 km.
Tiempo: 4 horas con paradas y visitando las
escletxes
Tiempo para un adulto: 1 hora hasta las
escletxes (sólo ida)
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
Tras dejar el coche en el collado, bajamos por la pista asfaltada hasta la Casanova de Collfred. Es un conjunto de varias edificaciones junto a unos prados donde pastan las reses. Seguimos el camino que pasa bajo la masía, pasamos junto a una fuente y cruzamos una riera. Rápidamente entramos en una zona bastante sombría y húmeda, que seguramente agradeceremos a la vuelta cuando el sol apriete con mas ganas.
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Casanova de Collfred vista desde el collado |
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Bajamos por la pista |
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Caminando protegidos por la sombra del hayedo |
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Lecho seco de una riera |
El hayedo es espectacular. Hay algunos ejemplares realmente majestuosos. De hecho, al poco de iniciar la excursión pasaremos junto a uno catalogado como monumental, un enorme haya digno de admirar, con enormes ramas y una altura considerable.
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Caminando bajo la sombra del hayedo |
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Haya monumental |
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Merece la pena detenerse a contemplarlo |
A lo largo del camino nos encontraremos marcas amarillas (creo que son de la red de senderos Itinerannia) que nos guiarán hasta la entrada de las
escletxes. Hay que seguir siempre la pista principal. Más o menos cuando llevemos una media hora caminando llegaremos a un punto donde se bifurcan tres caminos. Tanto el de la derecha como el que sigue recto, se tienen que obviar. Seguiremos por el de la izquierda, ya que, de hecho, observaremos que es el camino más evidente y continuación del que llevamos. Cruzamos una alambrada y la pista atraviesa un pequeño prado donde, a nuestra derecha, encontramos ganado pastando.
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Marcas amarillas que guiarán nuestro camino |
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Bifurcación, nosotros a la izquierda |
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Cruzamos una alambrada |
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Otro majestuoso ejemplar |
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Saliendo a un pequeño prado |
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Las reses pastan apaciblemente |
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Seguimos las marcas amarillas pintadas en los árboles |
Hay que decir que no hay un itinerario marcado para visitar las
escletxes. Se trata de deambular por el lugar entrando en aquellas que consideremos más interesantes o más apropiadas de visitar con los niños. Nosotros llegamos hasta una entrada que baja hacia el interior de una enorme abertura y a partir de ahí fuimos pasando de una a otra según nuestro criterio. Es un lugar precioso, donde merece la pena pasar un buen rato y explorarlo con detenimiento. Eso sí, hay que ser prudentes sin vamos con gente menuda y pisar sobre seguro.
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Llegando a las rocas |
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Observando las primeras grietas |
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Entrada a la primera de las escletxes que visitamos |
Entramos en un paisaje donde parece que sólo faltan los dinosaurios. Los enormes bloques de piedra nos rodean conforme bajamos, con sus paredes tapizadas de musgo y abundante vegetación. Algunas grietas son enormes y hay que tener cuidado con pequeñas simas que hay junto a la base de las rocas. Encontramos un paso por donde subir y salir al bosque.
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El lugar es precioso |
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La tropa bajando poco a poco |
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Una foto en el interior |
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Seguimos explorando el lugar |
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Por aquí es difícil salir |
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Merece la pena detenerse a contemplar los enormes bloques |
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Las grietas son más grandes aquí |
Un poco más adelante volvemos a bajar por otra abertura y llegamos hasta una grieta estrecha que forma un pasadizo. Me adelanto para comprobar que es seguro continuar por allí. Sin embargo, no tiene salida, así que la familia entra para ver el "pasadizo" y regresamos para volver a subir hacia el bosque.
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Un estrecho pasillo |
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Vamos a ver que encontramos |
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Jan no lo tiene muy claro |
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Por aquí es difícil progresar |
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Date la vuelta que por aquí no vamos a ningún sitio |
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Abandonando el pasadizo |
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Saliendo nuevamente al exterior |
El fenómeno natural que ha formado estas enormes grietas se conoce como diaclasa, que hace que la roca que descansa sobre las rocas más blandas se deslice por éstas y acabe fracturándose. Otra nueva bajada nos lleva hasta la mejor de las
escletxes que visitamos. Encontramos una abertura que da paso a un estrecho corredor, cada vez más estrecho. Esta sí que promete. Me adelanto para explorarla y veo que es segura. Regreso en busca de la familia para adentrarnos en ella.
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Una nueva bajada |
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Avanzamos con cuidado |
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¿A dónde nos llevara este pasillo? |
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Con Tadeo Jan |
Caminamos en fila india por un pasadizo de roca cada vez más angosto. En algún punto hay que ponerse de lado para seguir avanzando. Sorprenden lo pulidas y lisas que están las paredes, dando la sensación de ser más obra del hombre que de la naturaleza.
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El pasillo hace un giro... |
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...y luego otro |
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Algún tramo es realmente estrecho |
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Y sigue.... |
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...y sigue |
El pasadizo hace un giro a la derecha al fondo del cual se ve nuevamente el exterior. Me avanzo para comprobar si es posible salir por allí o toca dar la vuelta. Hay un resalte que por el que hay que trepar para salir al exterior. Una vez fuera, hacia la izquierda sigue la grieta, pero ya sin salida. A la derecha hay que pasar por una abertura debajo de la roca que te lleva al bosque y a la parte superior de la
escletxa desde donde sorprendo a la familia, que pacientemente me espera en el interior.
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Mirando a ver si se puede continuar |
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Sí, se puede pero hay que hacer una pequeña trepada |
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Jan esperando el regreso de su progenitor |
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Las paredes están forradas de musgo |
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Sí hay salida a la parte superior |
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La familia abandonada dentro de la grieta |
Regreso al interior de la
escletxa con la familia y les ayudo a superar el resalte y salir nuevamente al hayedo.
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Por aquí hay que agacharse para salir |
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Erik el primero en salir |
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Ya estamos fuera |
Una vez fuera decidimos dar por concluida la exploración de las
escletxes. Seguro que hay más, pero ya hemos tenido suficiente. Bajamos a través del bosque en busca de la pista forestal, pasando junto a otras pequeñas aberturas. En un principio no hay sendero, pero no hay pérdida. tan sólo hay que bajar la ladera por medio del bosque, hasta alcanzar el camino.
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En el hayedo |
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Otra pequeña escletxa |
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Bajamos por la ladera... |
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...hasta alcanzar de nuevo la pista |
Una vez en la pista seguimos hacia la derecha, pasando por los prados del Plans de la Carrejada. con buenas vistas hacia la parte más oriental del Pirineo. Mi intención es acercarme hasta la masía de la Freixeneda, aunque no lo tengo muy claro, pues he reservado mesa para comer en la Cabanya del Mir y veo que la hora se nos puede echar encima.
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Plans de la Carrejada |
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Caminando por una pista bien marcada que cruza los prados |
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Ganado pastando |
Seguimos avanzando por la pista hasta llegar a un nuevo prado. Aquí miro el reloj y aunque estoy cerca de la masía, veo que se nos está haciendo tarde. Hemos pasado mucho tiempo explorando las
escletxes y no quiero regresar a Collfred a la carrera, así que nos sentamos unos minutos en estos prados para tomar algo y emprender el camino de regreso. Dejamos la visita a la masía para otro día en el que, subiendo desde Sant Privat d'en Bas, visitemos el Salt de Sallent.
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Llegado a otro pequeño prado |
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Aquí también está pastando el ganado |
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Un pequeño descanso |
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Nos volvemos por el mismo camino |
La vuelta la hacemos por el mismo camino que la ida. Cruzamos nuevamente por los prados de Plans de la Carrejada, pasamos junto a la cabaña de madera y poco a poco, con tranquilidad, alcanzamos la Casanova de Collfred y finamente el collado donde hemos aparcado el coche. Ahora sólo toca disfrutar de la
cuina catalana en la Cabanya del Mir.
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Cruzando de nuevo los prados |
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Pasando junto a la cabaña que da yuyu |
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Otra foto al majestuoso haya |
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Llegando a la Casanova de Collfred |
Magnifica descripción lo intentaremos en breve . Espero no perdernos muchas gracias por compartirlo.LARA
ResponderEliminarHola muy buenas.
ResponderEliminarQueremos realizar esta ruta. Vamos con un niño de 9 años y otro de 2 años y medio. Este último va en una mochila porteadora claro esta.
Como lo veis?, algún consejillo?
Un saludo y gracias.
Es una ruta sencilla, para toda la familia. Lo único, tener cuidado de no resbalar cuando estéis en las escletxes, pues ahora en invierno el suelo está húmedo y lleno de hojas. Que disfrutéis la salida.
EliminarMagnífica descripció, com totes les de "Con los niños a cuesta".
ResponderEliminarGràcies per la informació. S'hi ha d'anar.