Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

martes, 17 de abril de 2018

Sant Patllarí

El Pla de l'Estany, como su nombre indica, no destaca por tener una orografía importante. De hecho, sólo una elevación aparece en el listado de las 100 cimas de la FEEC: Sant Patllarí. Se trata de una sierra en cuyo punto culminante se levanta una bonita ermita románica del siglo XIII. La excursión es muy sencilla y como sólo nos llevará una mañana, se puede complementar con la visita al lago o a Les Estunes de Banyoles, unas enormes grietas de origen cárstico. El punto de partida de la ruta se encuentra en el pequeño núcleo de Pujarnol, a escasos seis kilómetros de Banyoles. Desde esta última localidad, tomaremos la carretera GI-524 que bordea el lago (es la carretera que viene de Olot y Santa Pau) para desviarnos por la GI-5247 una vez pasado Porqueres. En este enlace encontraréis situado Pujarnol en Google Maps.


Mapa de la ruta - ICC


Distancia: 6,5 km.
Tiempo: 3 horas, con paradas


Dejamos el coche en la explanada que hay a la entrada de este núcleo rural compuesto de un par de casas y una iglesia y bajamos unos doscientos metros por la carretera hasta el desvío señalizado que marca el camino hacia Sant Patllarí.


Algunas casas de Pujarnol

Bajamos un poco por la carretera

Y nos desviamos por esta pista

Iniciamos una ligera subida por una pista forestal que pasa junto a unos prados y lo que parece ser una hípica donde hay unos caballos pastando. Gira hacia la derecha y sigue su suave ascenso hasta alcanzar Can Camós, habiendo dejado antes un par de pistas secundarias a ambos lados, siguiendo siempre las señales amarillas que nos marcan el camino.


Subimos por la pista forestal

Unos caballos pastando

La pista bordea una finca...

...y sigue ascendiendo por medio del bosque

Seguimos siempre la pista principal...

...hasta llegar a Can Camós

Desde la pista se nos abren unas amplias vistas hacia el Puigsou y la sierra de Rocacorba. Un poco más adelante, abandonamos la pista principal y seguimos subiendo por la izquierda, siguiendo las flechas amarillas que hay pintadas en unos postes de madera. Un cártel nos indica la dirección hacia el Mirador de Sant Patllarí.


Vistas hacia el Puigsou

Giramos a la izquierda...

...tal como nos indica el poste

Y comenzamos a subir por un amplio sendero


El sendero asciende atravesando un espeso bosque de encinas, pinos y robles. En diversas bifurcaciones que encontraremos sólo debemos hacer caso a las flechas amarillas. El terreno se vuelve más pedregoso e incómodo hasta llegar al Mirador de Sant Patllarí, un saliente desde el que se abren vistas hacia Banyoles y el resto de la comarca, aunque la vegetación no permite una buena panorámica del lago.


Una nueva bifurcación señalizada

El sendero se estrecha

En cada desvío hay un poste indicador

El terreno un poco más pedregoso en este punto

Desvío al mirador

Indicador a pie de sendero

Vistas desde el mirador


Abandonamos el mirador y continuamos nuestro camino hacia la ermita. Unos trescientos metros antes de llegar a la cima, nos encontraremos una bifurcación en la que seguiremos subiendo por la derecha. El sendero de la izquierda será el camino por donde regresaremos a Pujarnol. Antes de llegar a la ermita, un poste nos marca un desvío para visitar la Pedra de la Mà de Dèu. Entramos por el senderito y caminamos unos metros hasta la piedra. De forma cuadrangular, no tiene nada relevante y por mucha imaginación que le eché no pude distinguir ninguna mano.

Continuamos con nuestra ascensión por medio del bosque

En la bifurcación nos desviamos a la derecha

La Pedra de la Mà de Dèu

No encontré la mano grabada por ningún lado

Abandonamos la roca y salimos nuevamente al sendero principal. Unos metros más de subida y alcanzamos la ermita que se alza sobre un pequeño promontorio. Junto a la iglesia hay también un vértice geodésico donde nos hacemos la foto de cima. Si bien las vistas hacia Banyoles están limitadas por los árboles, sí que podemos observar todo el Pirineo Oriental y, más a la izquierda, el Puigsou.  La ermita data del siglo XIII, es un templo de una sola nave, planta rectangular y ábside semicircular, y aunque parece que al principio se trataba de la capilla de una fortaleza llamada Specula, no es hasta el año 1327 en que aparece documentada (Viquipèdia). Entramos en su interior donde destaca el altar de piedra y una pequeña ventana en la parte central del ábside.


Al fondo divisamos ya la ermita

Vértice geodésico

La arboleda tapa las vistas al lago

Buscamos la entrada al templo

Interior de la ermita

Detalle del altar

Vista trasera de la ermita

Sant Patllari, 646 m.

Detalle del campanario

Una foto con Jan

Y otra del resto de la familia

Tras un pasar un buen rato emprendemos el regreso a Pujarnol. Tenemos dos opciones: la primera, volver por el mismo camino de la subida; la segunda es recorrer toda la sierra atravesando un precioso encinar y realizar una ruta circular. Ésta última es la opción escogida por nosotros. Bajamos hasta la bifurcación que habíamos dejado 300 metros antes de llegar a la ermita y giramos a la derecha.


Dejamos atrás la ermita

Tomamos ahora el sendero de la derecha


El camino llanea y está señalizado por marcas amarillas pintadas en postes de madera. Hay que señalar, si hemos escogido esta opción para regresar a Pujarnol y tenemos niños muy pequeños, que en la parte final antes de llegar a la carretera hay un par o tres de puntos donde el sendero hace unas bajadas de las que hacen disfrutar a los bikers. No deben presentar problemas pero quizás haya que ayudar a bajar a los pequeños.


El camino es llano y amplio

Nos guiaremos por los postes con marcas amarillas

Poco a poco el sendero se estrecha

Adentrándonos en el encinar

Empezamos a atravesar el bonito encinar que junto con las rocas y el musgo que hay sobre ellas crea un paisaje de cuento de hadas. Sólo por cruzarlo merece la pena regresar por aquí.


El bosque es bastante espeso

El musgo sobre las rocas da un colorido especial al bosque

Hay rocas repartidas por todo el camino

Otra foto más del bosque

Poco a poco vamos dejando atrás el encinar y los pinos ocupan su lugar. Un poste indicador nos desvía momentáneamente del camino principal para acercarnos a ver el Pi Gros o el Pi Gran (sinceramente ahora no recuerdo como se llamaba), un majestuoso ejemplar de pino. Volvemos al sendero y, tras unas bajadas algo complicadillas, salimos a la carretera. Bajamos por ella algo menos de medio kilómetro hasta alcanzar Pujarnol y finalizar la excursión.


Pi Gros

Ellos dos solos no pueden rodear el tronco

El sendero sigue atravesando el bosque...

...hasta salir a la carretera

Toca ahora bajar un poco

Pujarnol

Como hemos acabado pronto, antes de ir a comer bajamos hasta Porqueres para visitar las Estunes. Simplemente hay que bajar por la carretera y en el desvío girar hacia la izquierda en dirección a Olot. A menos de un kilómetro, a nuestra izquierda, se encuentra el aparcamiento donde dejar el coche. La zona está dividida en dos zonas o recorridos señalizados. Primero visitamos el que hay a nuestra izquierda. Sólo hay que seguir los indicadores y, eso sí, tener cuidado con los niños para evitar que acaben dentro de una grieta. El recorrido es corto y las grietas no son muy espectaculares que digamos. No obstante, vale de aperitivo para lo que vamos a ver en el segundo recorrido.


Comenzamos a ver las primeras grietas

Una grieta más grande

El musgo se pega a las rocas

No se observa bien pero esta es más profunda


Nos encaminamos hacia el segundo sector de Les Estunes, un recorrido mucho más largo y espectacular. Entre robles y encinas se abren las primeras grietas en las rocas de tavertino. Una de ellas es enorme y podemos descender a su interior. Como he dicho algo más arriba, es importante tener controlados a los niños si son pequeños para evitarnos un susto.


Nos encaminamos al segundo sector

Una primera grieta

Pasamos sobre un puente

Entrada a la grieta más grande

Detalle del interior

En algunos puntos las paredes se estrechan

Jan avanzando por la grieta

Ya se ve la salida por el otro lado

Venga, Tadeo Jones

Tras recorrer parte de la grieta, pues hay un punto donde las paredes se estrechan bastante y seguir sería bastante incómodo, salimos fuera y seguimos visitando toda esta zona, dejándonos guiar por los postes que tienen el dibujo de una hada.  Estamos en un bosque mágico habitado por estos seres sobrenaturales que al caer la noche, salen de las grietas para danzar y cantar. Nos vamos hasta el otro extremo de la gran grieta para adentrarnos nuevamente en su interior.


Una enorme grieta y bastante profunda

Otro puente de madera

Ahora entramos por aquí

Jan va en cabeza

Impresiona el corte de las rocas

La madre también se anima

Jan sigue recorriendo toda la grieta

Hay que tener cuidado dentro de la grieta

La madre, maravillada

Saliendo nuevamente al exterior

Un enorme corte en esta roca de tavertino

Volviendo hacia la salida

Volvemos hacia el aparcamiento finalizando la visita a esta fantástico lugar. Para terminar de aprovechar el día, podemos acercarnos al lago, si no lo conocemos, o, como en nuestro caso, marchar hasta Santa Pau para comer y visitar ese bonito pueblo medieval.

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