Enclavado entre las comarcas del Pallars Jussá y la Nogera y fronterizo con Aragón, el Congost de Montrebei es uno de esos parajes de la geografía catalana que merecen una visita. Declarado Refugio de la Fauna Salvaje, pasear por su estrecho sendero pegados a la roca y bordeando el desfiladero sobre el río Nogera-Ribagorçana es una experiencia difícil de olvidar. Teníamos pendientes esta excursión desde noviembre del año pasado, que por un imprevisto tuvimos que suspender, así que en esta ocasión no lo dudamos y marchamos al Montsec para pasar un par de días y realizar varias salidas que iré subiendo al blog en las próximas entradas. Para visitar el Congost de Montrebei, si lo hacemos con niños, la mejor opción es acceder a él por el norte, desde el Pont de Montanyana. Otra consideración a tener en cuenta es el recorrido que queramos realizar, pues hay excursionistas que llegan hasta la ermita de la Mare de Deu de la Pertusa, o si tienen dos coches, finalizan la excursión en Corçà. Nosotros elegimos la opción "clásica", que consiste en comenzar en el parking de la Masieta, y finalizar cuando las paredes del Congost se abren y acaba la cornisa, punto en el que nos dimos la vuelta. Para llegar hasta el aparcamiento de la Masieta desde Barcelona, hay que coger la A-2 hasta la salida 504, continuar hacia Balaguer por la C-53, desviarnos por la C-26 en dirección a Alfarrás para, finalmente, enlazar con la N-230 dirección Vielha, hasta llegar al Puente de Montañana (Aragón). Antes de cruzar esta localidad, giramos a la derecha por la C-1311 dirección Tremp. Tras unos metros nos desviamos otra vez a la derecha por la pista que baja hacia La Clua (señalizado) y tras 8 kilómetros con más de un socavón llegaremos a la Masieta. Son aproximadamente 2 horas y 40 minutos de coche si no emulas a Fernando Alonso.
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
Distancia:8 km.
Tiempo: 3 horas 30 minutos, con paso tranquilo y alguna parada
Dejamos el coche y bajamos hasta la caseta de información que encontramos cerrada, a pesar que en la web de la
Fundación se informa que desde el 1 de julio está abierta todos los días desde las 9 de la mañana. La contrapartida es que tampoco tenemos que pagar los 4 € por dejar estacionado el coche. Detrás de la caseta comienza la excursión. En la bifurcación un poste nos indica dos posibles caminos para llegar hasta el puente colgante, puerta de entrada al Congost. Por la izquierda, el sendero supera una elevación y por la derecha, aunque es un poquito más largo, es más llano y va bordeando el embalse Nosotros nos decantamos por este último, que recomiendo si vamos con niños pequeños. Al otro lado del río, encima de la pared rocosa podemos ver la ermita de la Mare de Deu del Congost y los restos del castillo de Chiriveta, a los que se accede desde el Pont de Montanyana. El camino es llano y cómodo, vamos paralelos al río y la temperatura es más fresca de lo que esperábamos.
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Inicio de la excursión |
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El camino baja hacia el embalse |
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El camino es plano y cómodo |
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Vistas a la ermita |
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Restos de castillo de Chiriveta |
El camino nos acerca más al río (que en época de crecida lo inunda y no es posible transitarlo), va pegado a la roca y hace una ligera bajada paralelos a la orilla. En este punto vemos, escondido entre la maleza, un enorme lagarto verde. No olvidemos que estamos en una zona protegida para la fauna salvaje, aunque salvo el lagarto y los buitres que sobrevolaban por encima de nosotros, tampoco vimos más fauna. Enlazamos con el otro camino que desde la Masieta lleva al Congost y tras superar un recodo a la izquierda, encontramos el puente colgante,
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El embalse cada vez más cerca |
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Pasamos cerca de la orilla |
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El camino hace una ligera bajada |
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Los dos senderos se unen en este punto |
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Erik ya divisa el puente colgante |
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Puente colgante del Congost de Montrebei |
El puente colgante es la primera atracción del día. Se trata de una pasarela que supera el Barranco de Sant Jaume. Es totalmente seguro y apenas se mueve aunque pasemos varias personas a la vez. De todas formas, las personas a las que le de yu-yu es mejor que miren al frente y no a sus pies.
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No da tanto miedo |
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Aunque la madre no suelta a Jan de la mano |
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Yo también quería mi foto en el puente |
El sendero hace ahora una pequeña subida y tras pasar por una zona con algo más de vegetación, nos acerca a la pared rocosa. Ganamos algo más de altura y el camino se estrecha, quedando a nuestra derecha la caída hacia el río. Pronto llegamos al inicio de la cornisa, el antiguo camino de herradura excavado en la roca, por la que cruzaremos todo el Congost. Un pasamanos colocado en la roca sirve para dar confianza a aquellos que no amen las alturas.
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Una pequeña subida tras cruzar el puente |
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Frente a nosotros las paredes del Congost |
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Poco a poco ganamos altura |
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Ya caminamos pegados a la pared |
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La tropa preparada para la cornisa |
Llegamos al inicio de la parte más excitante del Congost de Montrebei. Pegados a la pared y con cuidado vamos caminando a lo largo de la cornisa. Poco a poco las paredes del desfiladero se van estrechando (en el punto más estrecho creo que la distancia es sólo de 20 metros) y la travesía va ganando en interés. A lo largo del camino hay instalados bancos para sentarse y disfrutar de las vistas.
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Comienza la aventura |
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Una parada en uno de los bancos |
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El desfiladero se va estrechando |
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Vistas a la cornisa |
Avanzamos lentamente por el camino, encajonados entre las paredes rocosas que alcanzan en su punto más alto casi 500 metros de altura. Cruzamos a través de un pequeño túnel donde hay otro mirador que te ofrece una nueva perspectiva del lugar. El color turquesa del agua del río contrasta con las rocas blanquecinas de las paredes del desfiladero, formando una imagen de gran belleza.
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El camino es relativamente ancho... |
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...pero no está de más cogerse al cable |
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Pasando por la parte más estrecha |
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Cruzamos el pequeño túnel |
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Una foto que recuerda a Carançà |
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Las paredes casi se tocan |
Poco a poco nos vamos acercando a la parte final del Congost, allí donde las paredes del desfiladero se abren y el río sigue su curso. Pasamos junto a la cueva de Colomera. Su acceso, sin ser muy difícil, sí que es complicado si vamos con niños. Hay que cogerse a unas cadenas y apoyarse en varias grapas para trepar y acceder a su interior, y no está exenta de cierto riesgo para los pequeños. Nosotros pasamos de largo y seguimos el camino hasta el punto final de la excursión, donde nos daremos la vuelta. La cornisa gira a la izquierda y en bajada se introduce en una zona boscosa, mientras que un último banco ofrece unas vistas extraordinarias hacia ambos lados del río.
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Seguimos avanzando por la cornisa |
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Erik lo va grabando todo |
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Otro banco para descansar |
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Entrada a la cueva Colomera |
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Cuidado de no tropezar en este punto |
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Final del Congost |
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Una mirada atrás nos muestra el camino recorrido |
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Jan nos hace una foto |
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Foto de los expedicionarios |
Desde este punto podemos continuar caminado por la Pujada de Carlets que sube al refugio y desviarnos por un sendero señalizado hacia el puente colgante del Congost del Seguer para ver las pasarelas de madera que suben por toda la pared rocosa de la montaña y que conducen a Montfalcó. Son 4 kilómetros más que añadir a la excursión, pero si vamos con tiempo, merece la pena acercarse hasta allí. Nosotros optamos por darnos la vuelta y regresar por nuestros pasos recorriendo nuevamente la cornisa, ya que no traíamos comida y queríamos almorzar en el Pont de Montanyana.
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De vuelta por la cornisa |
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Nos cruzamos con alguna piragua |
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Cruzando nuevamente el túnel |
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Otra vez por la parte más angosta |
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Ya hemos recorrido casi toda la cornisa |
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El Congost se abre otra vez |
Recorremos nuevamente la cornisa y llegamos hasta el puente colgante, lo cruzamos y seguimos por el mismo camino llano que bordea el río hasta llegar por fin a la Masieta.
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Últimos metros de la cornisa |
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Bajando hacia el puente |
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Ya da menos yu-yu |
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Vistas al castillo de Chiriveta o Girbeta |
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Acercándonos a la orilla del río |
Finalizamos la excursión acercándonos a la orilla del río desde donde salen las piraguas que lo recorren curso abajo. Cogemos el coche y regresamos al Pont de Montanaya para comer. Después, por la C1311 nos dirigimos hasta el pantano de Tarradets, donde nos alojamos en el hotel del mismo nombre, "campo base" durante nuestra estancia en el Montsec.