Fácil excursión que aúna lo paisajístico con lo cultural y que nos llevará desde el castillo de Montesquiu a los restos del castillo de Besora. Es una ruta, totalmente señalizada, que preferiblemente se debe realizar al principio de la primavera, para disfrutar de los verdes prados del Pla del Revell. Nosotros acudimos la primera semana de junio y el calor había secado los prados dándoles, en general, una tonalidad más pardusca, no tan vistosa. Para llegar al aparcamiento del castillo de Montesquiu sólo hay que seguir la C-17 hasta Sant Quirze de Besora. Una vez en esta localidad y justo tras cruzar las vías del tren en dirección a Vidrà, un indicador nos hace desviarnos a la izquierda y seguir toda la carretera hasta el castillo.
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
Distancia: 11 km.
Tiempo: 4 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 3 horas, sin paradas
Dejamos el coche en el aparcamiento del castillo de Montesquiu. Son las nueve de la mañana y el parking está completamente vacío. Sin embargo, a pesar de la hora, el sol pega con fuerza. Suerte que la vuelta la haremos por un sendero paralelo al de la ida, mucho más fresco y sombreado. Marchamos paralelos al castillo, que dejamos a nuestra izquierda y que visitaremos a la vuelta, por la carretera asfaltada hasta llegar al desvío a la Font del Castell. En la bifurcación, seguiremos rectos, por una pista (ahora de tierra) que en subida nos conduce hasta una balsa de agua.
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Poste indicador |
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Castell de Montesquiu |
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Subimos por la pista asfaltada |
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Seguimos ahora por la pista de tierra |
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Llegando a la balsa de agua |
Junto a la balsa de agua y a nuestra izquierda hay un sendero que será por donde regresaremos a Montesquiu. Ahora, sin embargo, continuamos por la pista forestal, que en suave ascenso va ganando altura conforme nos vamos acercando al Pla del Revell, mientras a nuestra derecha se abren una amplias vistas hacia la Plana de Vic y, más a la izquierda, la Serra de Bellmunt.
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A la izquierda, el camino de vuelta |
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La ruta, perfectamente señalizada |
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Vistas a Sant Quirze de Besora |
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Continuamos nuestro cómodo ascenso |
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Acercándonos al Pla del Revell |
Poco antes de llegar al Pla del Revell, nos desviamos por un sendero a nuestra derecha que, a modo de atajo, nos dirige hacia los restos de la Casa del Revell. Cruzamos los pastos donde el ganado pasta ajeno a ese pequeño grupo de homínidos disfrazados de montañeros y nos acercamos hasta los restos de la cabaña del Revell. Los extensos prados han cambiado el color verde de la primavera por un tono mucho más pardusco, propio del verano, pero no por eso han perdido un ápice de su belleza.
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Dejamos la pista y seguimos por este sendero |
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Un grupo de reses pastando |
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Salimos a los prados del Pla del Revell |
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Cruzando el Pla del Revell |
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Vista de los prados hacia nuestra izquierda |
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Nos dirigimos hacia la Casa del Revell |
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Tampoco está en un estado muy ruinoso |
Dejamos atrás la cabaña y seguimos cruzando este herboso altiplano por un marcado sendero que nos conduce hasta su punto más oriental, pasando junto a la balsa del Revell. A nuestra derecha un poste indicador nos señala por donde bajar del altiplano para cruzar el Collet de la Mongia, que nos separa de la elevación donde se alzan los restos del castillo de Besora.
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Un nuevo poste indicador |
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Al fondo se alzan los restos del Castell de Besora |
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El sendero baja hacia la Balsa del Revell |
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Dejamos atrás la balsa de agua |
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Llegando al final del Pla del Revell |
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Poste que indica por donde bajar del altiplano |
Antes de bajar hacia el collado, nos acercamos hasta los últimos árboles que hay frente a nosotros, allá donde acaba el altiplano. Hay un pequeño mirador desde el que tenemos una vista privilegiada del Collet de la Mongia y, frente a nosotros, el Castell de Besora. Merece la pena acercarse, aunque hay que tener cuidado con los niños, pues está al borde del risco.
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Nos acercamos al mirador |
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Vistas al Collet de la Mongia y al castillo |
Nos dirigimos ahora hacia el poste indicador y bajamos por un sendero que, tras hacer un giro de 180 grados, bordea la pared del risco y nos conduce hasta el collado, formado por margas de color grisáceo y donde hay que vigilar para evitar tener un resbalón.
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Caminamos ahora hacia el poste indicador |
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Bajamos por el sendero |
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Rodeamos la pared del risco |
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Collet de la Mongia |
Al otro lado del collado, seguimos por el sendero que, por la izquierda, bordea la montaña
donde se asienta el castillo de Besora, adentrándonos en una zona
boscosa bastante sombreada que durante unos minutos nos protege de la
calor. Poco antes de llegar a El Pla, donde hay una casa de colonias, enlazamos con el camino que nos llevará de vuelta al castillo de Montesquiu. Unos metros más adelante, frente a la casa de colonias, un indicador clavado en el tronco de un árbol nos señala el camino para subir hasta el castillo de Besora.
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Cruzamos el Collet de la Mongia |
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Alguien se ha divertido con las piedras |
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Seguimos el sendero por la izquierda |
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La sombra nos protege un rato de la calor |
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Enlazando con el camino de vuelta |
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Indicador hacia el castillo |
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El Pla |
Una roca con un hito de piedras encima marca el camino se subida. Tomamos el sendero que se introduce en el boque y, mediante lazadas, ganamos altura hasta llegar a la planicie donde se encuentran los restos del castillo.
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Inicio de la subida al castillo |
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Subimos por una zona muy boscosa |
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Llegando al castillo |
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Castell de Besora |
En el recinto del castillo se están realizando obras de restauración. El acceso a su interior está cerrado por unas cintas, así que nos abstenemos de entrar. Subimos por un sendero que hay a la izquierda hasta un montículo, el punto más alto de la montaña, desde donde podemos observar tanto el castillo como el paisaje que nos rodea. Las primera referencias al castillo datan de finales del siglo IX, en tiempos de Guifré el Pilós. Se alza a una altura de 1023 metros y hoy tan sólo se conservan los restos de la iglesia de Santa María, unos pocos muros y una torre.
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Subimos por el sendero hacia la parte más alta |
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Vistas a Santa María de Besora |
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Detalle del ábside de la iglesia |
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Vista de todo el conjunto |
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Torre |
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Otros restos repartidos por la explanada |
Tras pasar un buen rato en el recinto, bajamos por el mismo sendero hasta El Pla y allí, girando a la izquierda, tomamos la pista que marcha en dirección a Montesquiu, paralela al camino que hemos seguido a la ida
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Tomamos el sendero de bajada |
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Otra vez en El Pla |
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Vistas hacia la montaña del castillo |
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Volvemos por la pista... |
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...y en la bifurcación seguimos hacia Montesquiu |
La pista va recorriendo la parte más sombreada de la sierra, paralelos a la Riera de la Solana. La sombra se agradece, pues el calor aprieta con ganas. Pasamos junto a una construcción que parece servir para guardar el ganado y seguimos rectos, siempre por la pista principal. Encontraremos algunas sendas a ambos lados de la pista, pero nunca debemos abandonarla. Casi sin darnos cuenta enlazamos con la pista que sube del castillo de Montesquiu a la altura de la balsa de agua.
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Siempre iremos protegidos por la sombra |
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Construcción para guardar el ganado |
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Hay tramos más herbosos |
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Poste indicador |
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El camino es amplio y se agradece la sombra |
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Llegando a la balsa de agua |
Desde la balsa, bajamos hasta el castillo de Montesquiu para visitarlo. El edificio, una antigua torre de guardia mandada construir por Guifré el Pilós en el siglo IX, es hoy la mansión con pinta de castillo en la que la convirtió Emili Juncadella, último propietario del edificio hasta que pasó a manos de la Diputación de Barcelona. Su interior hará las delicias de los seguidores de Downton Abbey, aunque a mí me resultó bastante aburrida y decepcionante, pues esperaba encontrar más vestigios de su época medieval. Merece la pena también deambular por sus cuidados jardines, visitando la Cabanya del Castell (sala de exposiciones) y la Masovería.
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Pasamos junto a la Masovería |
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La Cabanya del Castell, sala de exposiciones |
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Castell de Montesquiu |
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Entrada principal |
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Altar de la capilla del castillo |
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Azulejos |
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Detalle del amplio salón |
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Juego de ajedrez |
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Detalle del comedor |
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Cama medieval en un dormitorio |
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Pozo a la entrada del castillo |
Tras la visita, guiada y con una duración de una hora, finalizamos nuestra excursión y nos dirigimos hacia la Cabanya del Mir, excelente restaurante donde solemos comer cada vez que visitamos esta zona.
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