Rupit es uno de esos pintorescos pueblos de montaña enclavado en el corazón del Collsacabra famoso por su puente colgante y por el Salt de Sallent, un salto de agua con una caída de casi 100 metros. Es un enclave turístico que por el tamaño del parking que te encuentras a la entrada del pueblo, debe de estar bastante masificado en verano. Cuando llegamos ya había algunos coches, pero cuando marchábamos a primera hora de la tarde parecía el parking de un centro comercial. No obstante, no encontramos mucha gente a lo largo de la ruta, sólo algunas personas en el propio salto, y tampoco se puede decir que fuese una muchedumbre, de lo que deduzco que la mayoría de la gente que llegó al pueblo quería disfrutar de la cocina catalana en alguno de sus muchos restaurantes. La ruta es bastante sencilla, salvo por algunos pequeños tramos embarrados donde se agradece llevar botas de montaña, e ideal para hacer con niños. De todas formas, hay que tener cuidado, pues no debemos olvidar que estamos cerca de unos riscos muy altos y estar atentos a dónde nos paramos para observar las vistas que ofrece el paisaje, en especial en la zona del salto de agua. Hace unas semanas, una persona falleció al resbalar y caer al vacío. Personalmente no encontré la ruta peligrosa en absoluto. Sin embargo, al ir con niños pequeños es conveniente extremar la atención.
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Mapa de la ruta - ICC |
Dejamos el coche y nos dirigimos al pueblo por la derecha, pasando junto a un parque infantil hasta llegar al puente colgante por el que pasamos con cierto cosquilleo en el estómago por el balanceo. Buscamos la iglesia de Sant Miquel, donde se inicia el camino hacia el Salt del Sallent. Un poco más adelante de la puerta de entrada a la iglesia bajamos por unas escaleras, girando a la izquierda y pasando por debajo de una casa hasta salir a un sendero que seguiremos hasta entrar en una zona húmeda y boscosa quedando a nuestra derecha la riera de Rupit.
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Nos dirigimos hacia la iglesia |
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En el puente colgante |
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Bajamos por esta calle junto a la iglesia |
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Seguimos el sendero hacia el bosque |
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Rupit queda a nuestra espalda |
Antes de entrar en el bosque cruzamos un pequeño arroyo y subimos por unas escaleras de piedra, quedando ya la riera a nuestra derecha. A lo largo del camino encontramos zonas embarradas que cruzamos vigilando de no resbalar. La vegetación es muy frondosa y en muchas ocasiones no te permite ver la riera. Sin embargo sí podemos observar algún saltito de agua que otro antes de llegar a los Saltants del Rodó.
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Cruzamos el arroyo |
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Subiendo por unas escaleras al sendero |
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Pasando por zonas embarradas |
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Pequeños saltos de agua |
Algo más adelante nos desviamos del sendero por un caminito estrecho hasta uno de los Saltants del Rodó. Hay que tener cuidado porque es una zona muy resbaladiza y embarrada, de ahí que sea buena idea llevar botas de montaña. Desconozco si todo el barro que nos encontramos se debe al agua de la propia riera o a las lluvias de las últimas semanas. El caso es que hay que estar atentos para no resbalar o meter el pie en algún cenagal.
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Saltants del Rodó |
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El agua cae con fuerza |
Volvemos al sendero principal y continuamos bajando pasando junto a unas paredes rocosas hasta llegar a la Font de la Pomareda. Desde allí bajamos a ver el Saltant de Sabaters, brincando de piedra en piedra para no llenarnos de barro, pues el lugar está bastante impracticable. De todas formas merece la pena, pues la pequeña catarata es muy bonita.
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Descendemos por el sendero |
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Pasamos junto a una pared rocosa |
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Font de la Pomareda |
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Saltant de Sabaters |
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Vigilando de no resbalar |
Regresamos al sendero, ahora mucho más ancho, y llegamos a una explanada que es el borde del risco donde la riera de Rupit lanza sus aguas formando el espectacular Salt de Sallent. Lo primero que hace la familia es refrescarse con el agua de la riera, pues el calor aprieta. Yo me acerco al risco para hacer unas fotos del salto. Al fondo se ve L'Agullola, formación rocosa que se separa del riscal o cinglera (en catalán). La riera lleva mucha agua y la cascada es espectacular. Huelga decir que se ha de ser prudente y mantener controlados a los niños. A la izquierda de la explanada sale un camino que 300 metros más arriba nos lleva a una balconada que hace las funciones de mirador.
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Llegamos al salto de Sallent |
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Erik refrescándose. El calor aprieta |
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El agua cae con fuerza |
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L'Agullola |
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Salt de Sallent |
Nos dirigimos al mirador, donde nos hacemos las fotos de rigor y disfrutamos de unas espectaculares vistas que abarcan desde la cinglera del Santuari del Far hasta L'Agullola. Volvemos nuevamente al salto, para descansar y refrescarnos un rato con sus aguas. Para nuestra sorpresa no encontramos mucha gente, pues pensaba que este punto de la ruta estaría muy concurrido, así que podemos disfrutar del lugar con cierta comodidad.
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En el mirador |
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Toda la familia quiere salir en la foto |
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Panorámica del salto y la cinglera |
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Refrescando los pies |
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Punto donde cae el agua al vacío |
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El mirador al borde del risco |
Desde el salto podemos volver a Rupit en menos de una hora, a ritmo de niño pequeño. Si decidimos hacer todo el recorrido, éste es un buen lugar para comer. Es amplio y fresquito. Nosotros, como todavía es temprano, cruzamos la riera y siguiendo la señal que nos indica la dirección a Sant Joan de Fábregues, bordeamos todo el riscal por una pista de tierra, que seguimos hasta encontrar la pista cimentada con marcas rojas y blancas de GR que nos llevará de vuelta a Rupit, mientras observamos a la distancia L'Agullola por un lado y el Santuari del Far por el otro. Antes de llegar a la pista cimentada, cuando el camino hace un amplio giro a la derecha, veremos a nuestra izquierda un pequeño prado, donde si nos asomamos hacia el risco tendremos otra vista del Salt de Sallent. Este es otro buen lugar para comer si no está ya ocupado.
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Abandonamos el salto por la pista de tierra |
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El Salt de Sallent desde el prado |
Tomamos la pista asfaltada hacia la derecha, a la izquierda nos llevaría hasta el pantano de Sau, y unos metros más adelante sale a la izquierda el camino que nos lleva a Sant Joan de Fàbregues, bonita iglesia románica cuya planta data del siglo XI (se tiene conocimiento de ella desde el año 968) y actualmente casa de colonias. Aquí paramos para comer. Quiero señalar que al tratarse de una casa de colonias, no sé si nos tomamos una excesiva libertad de "acampar" para comer bajo la sombra de un árbol junto al mirador. Un señor, supongo que responsable de la casa, pasó junto a nosotros saludándonos sin hacernos ningún comentario. Si esta persona tuvo la deferencia de permitirnos comer dentro de lo que se puede considerar más o menos un recinto privado, quiero agradecerselo de corazón. Por este motivo, no puedo recomendar comer en este lugar que, sin embargo, para nosotros fue una experiencia extraordinaria.
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Ya vemos la iglesia |
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Sant Joan de Fàbregues |
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Aprovechamos para comer |
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Panorámica desde el mirador |
Después de reposar la comida, nos disponemos a cubrir la última parte del recorrido: subir al Mirador dels Bassis y visitar las tumbas antropomórficas que se hayan allí cerca. Así que volvemos nuevamente a la pista y unos metros más adelante encontramos a nuestra izquierda un senderito señalizado con un rótulo que penetra en el bosque. La subida es bastante pronunciada con tramos donde los más pequeños deben usar las manos para salvar el desnivel. A pesar de lo frondoso del bosque no hay pérdida. Sólo se trata de seguir las abundantes marcas de color rojo que encontraremos en los troncos de los árboles y en las rocas. Pronto llegamos hasta una pequeña cabaña construida con ramas donde nos tomamos un ligero respiro. Seguimos subiendo hasta finalmente llegar a una pequeña explanada donde a la izquerda están las tumbas antropomórficas excavadas en la piedra. Las encontramos parcialmente inundadas de agua, lo que reafirma mis sospechas de que a pesar del tiempo seco que ha hecho durante la semana, por aquí ha tenido que caer alguna tormenta.
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La subida es bastante empinada desde el principio |
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Llegamos hasta la cabaña siguiendo las marcas rojas |
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Tumbas antropomórficas |
Desde este punto hasta la cima nos quedan unos pocos metros. Subimos por una zona rocosa que nos lleva hasta la explanada desde donde se nos abre una vista extraordinaria. Realmente merece la pena subir hasta aquí sólo para disfrutar de tan espectaculares vistas. La panorámica que os presento no hace justicia. En la zona encontramos un par de dibujos grabados en la roca por alguien más contemporáneo a los autores de las tumbas. En este punto también hay que estar atento a los niños. Estamos al borde de altos riscos y no se pueda bajar la guardia.
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Últimos metros hasta el mirador |
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Panorámica |
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Un rostro grabado en piedra |
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Y una serpiente |
Pasamos un rato disfrutando del paisaje y nos ponemos nuevamente en marcha siguiendo las marcas rojas. Un poco más adelante el sendero se bifurca donde un cartel nos indica el camino hacia Rupit. Es un camino de bajada amplio y muy transitable que nos conducirá nuevamente a la pista cimentada que seguiremos hasta el pueblo.
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Desvío señalizado |