Nos acercamos a Mura, en el límite del Parque Natural de Sant Llorenç i l'Obac, para realizar una excursión de las que propone la dirección del parque y que nos podemos descargar de este
enlace. La ruta, llamada "Balmes, masies i molins", es un agradable paseo, corto e ideal para hacer con niños ahora en otoño, por los alrededores de Mura que nos llevará a conocer el Puig de la Balma, una masía construida en el hueco de una enorme balma. El itinerario está perfectamente señalizado, así que si te pierdes haztelo mirar, quizás por la mañana te confundiste y en lugar de agua llenaste la cantimplora con tintorro.
Distancia: 4 km
Tiempo: 3 horas, con paradas, visita al museo y café en el restaurante
Tiempo para un adulto: 1 hora 15 minutos
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Mapa de la ruta - Ed. Alpina |
La excursión comienza en el Centro de Interpretación de Mura, perfectamente indicado, que se encuentra a la salida del pueblo, por la pista que conduce a Rocafort. Por su parte derecha un camino encimentado baja hasta la riera de Nespres donde aparece el primer poste indicador. En un primer lugar seguiremos las flechas que conducen al collado de la Creu de la Vila, girando a la izquierda y caminando unos metros paralelos a la riera. Giramos a la derecha y unos metros más arriba hay una bifurcación con un poste metálico con las señales borradas (antiguos hitos del parque) donde nos iremos hacia la izquierda. A partir de este momento en cada bifurcación o desvío nos encontraremos los postes indicadores.
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Centro de Interpretación de Mura |
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Bajando hacia la riera |
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Seguimos hacia la Creu de la Vila |
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En cada desvío hay un poste indicador |
Subimos unos metros más hasta coincidir con un caminito empedrado que viene de Mura y que conduce hasta Montserrat. Poco a poco ganamos altura muy suavemente quedando a nuestra espalda las casas del pueblo. Un poco más adelante, en una nueva bifurcación, seguimos por la derecha dejando de lado el sendero que conduce a las cuevas de Mura, actualmente (y no se sabe hasta cuando) cerradas a los visitantes.
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Camino de Mura a Montserrat |
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Dejando atrás el pueblo |
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Mura |
En cuestión de unos veinte minutos llegamos al collado de la Creu de la Vila, donde una cruz de hierro domina el lugar. Según el folleto del parque la tradición popular cuenta que la gente acudía a este sitio para pedir protección contra la peste que asoló Europa en la Edad Media o, también, que los peregrinos que marchaban hasta Montserrat se detenían para realizar alguna petición.
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Llegando al collado |
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Creu de la Vila |
Bajamos ahora por el sendero que hay a la derecha de la cruz y nos adentramos en un bosque de pinos, encinas y madroños. Aprovechamos este tramo del camino para recoger hojas y madroños para el habitual trabajo del cole de los niños ahora en el otoño. Pronto, entre las nubes bajas que nos acompañan esta mañana, divisamos el Puig de la Balma.
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Seguimos por esta bajada |
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Un madroño cargado de fruto |
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Caminando entre encinas |
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El Puig de la Balma desde el sendero |
Continuamos por el sendero enfrascados en nuestras tareas recolectoras hasta llegar al camino principal, donde haremos un giro a la derecha. Antes, la panorámica nos permite ver la Vila, una de las grandes masías del Parque.
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Saqueando el bosque |
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Los colores del otoño |
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La casa de la vila desde el camino |
Una vez en el camino encontraremos un poste indicador que nos hace desviarnos a la izquierda por un senderito que pasa junto a un establo de ovejas y que desemboca en la pista forestal que conduce hasta el Puig de la Balma.
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Abandonamos el camino en este punto... |
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...pasando junto a un establo |
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El rebaño descansando |
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Pista al Puig de la Balma |
Nos llama la atención la masía que se ha construido al refugio de esta enorme balma. Hasta ahora estábamos acostumbrados a visitar balmas más pequeñas, algunas de ellas con restos de construcción y que se hacían servir para el refugio del ganado y los pastores. Esta, sin embargo, fue habitada ya en el siglo XII.
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Detalle de la construcción |
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Puig de la Balma |
Hoy la masía dispone de un museo donde hay una extraordinaria colección de utensilios domésticos (todos originales según nos comentó la persona al cargo) que muestran como se vivía en épocas donde no existía ni la Playstation, ni las pizzas, ni el Burger King, ni Bob Esponja, por lo que es muy recomendable visitarla con los niños. Disponen también de un alojamiento rural y un restaurante. Como curiosidad, en este lugar se rodaron muchas escenas de las películas Pa Negre y El Bruc.
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Cocina |
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Algunas herramientas |
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Cada herramienta está perfectamente identificada |
Seguimos visitando las dependencias de la masía subiendo hasta el piso superior donde se encuentra el dormitorio y otra pequeña habitación aledaña. En el sótano está la despensa, donde almacenaban los embutidos, el vino y el aceite.
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Al piso de arriba |
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Dormitorio |
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Otra dependencia con fotos del rodaje de Pa Negre |
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Cada oficio tiene su herramienta |
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Más enseres |
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En la despensa |
Salimos al exterior y subimos hasta la capilla de Santa Margarida, y a la parte superior donde prensaban el vino y el aceite y se alojaba la bodega. Una vez realizada la visita, entramos a tomarnos un cafe en el restaurante que, aunque pequeño, tiene buena pinta. Si queremos comer en este lugar es mejor
reservar, pues, según nos dijeron, se llena los fines de semana.
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Accedemos a la parte superior de la masía |
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Lugar donde se pisaba la uva |
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Bodega |
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Una prensa |
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Bajamos hacia el restaurante |
Nos ponemos nuevamente en marcha para regresar a Mura y desandamos el camino hasta salir a la pista desde donde nos habíamos desviado para subir al Puig de la Balma, pasando otra vez junto al establo de las ovejas. Caminamos unos metros acercándonos a la masía de la Vila, pero antes de llegar a ella, un poste indicador nos señala que debemos desviarnos hacia la derecha bordeándola por un estrecho sendero paralelo a un sembrado.
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Dejamos atrás el Puig de la Balma |
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Acercándonos a la Vila... |
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...que hay que bordear siguiendo el senderito |
Bajamos ahora atravesando un bosque de encinas y en ziga-zagas acabamos saliendo al Torrent dels Codolosos, a la vista de la masía de Can Miqueló. Merece la pena observar las formas que el agua deja en la roca en el lecho del torrente, ahora que baja bastante seco.
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Bajando rodeados de encinas |
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Llegando al Torrent dels Codolosos |
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No lleva mucha agua que digamos |
Cruzamos ahora al otro lado del torrente y pasamos junto a la masía de Can Miqueló. Un poco más adelante, a nuestra izquierda, está el edificio del Moli del Mig, que también puede visitarse, aunque nosotros encontramos las puertas cerradas. Sólo queda seguir el sendero unos metros más hasta desembocar en la pista asfaltada que lleva a Rocafort y seguirla durante 300 metros para llegar nuevamente al centro de interpretación.
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Seguimos el sendero pasando junto a Can Miqueló |
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A la izquierda queda el edificio del Molí de Mig |
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Unos metros más y saldremos a la carretera |
Nosotros comimos en Mura, en
Cal Carter. No es barato pero se come de miedo. Hay que reservar porque los fines de semana se pone a tope.