Nuestra siguiente salida matinal nos ha llevado hasta el valle del Flequer para visitar las tinas a pie de viña construidas en piedra seca. El itinerario es uno de los que recomienda la Xarxa de Parcs Naturals para conocer parte del patrimonio arquitectonico que encierran los Parques Naturales de Cataluña. A lo largo de los siglos XVIII y XIX aumentaron de forma considerable las plantaciones dedicadas al cultivo de la uva, debido a la gran demanda de vino y aguardiente por parte de Europa y América, ya que la filoxera (insecto parásito que ataca la vid) estaba haciendo estragos especialmente en Francia. Con el considerable aumento del precio de la uva, los pageses aprovecharon hasta los terrenos más abruptos para cultivarla. A fin de evitar que la uva se estropeara con el transporte hasta las masías, surgieron estas contrucciones a pie de los cultivos. Así que, con el fin de conocerlas, nos calzamos las botas y por la autopista de Manresa nos dirigimos a la localidad del Pont de Vilomara. Una vez allí, en la rotonda, tomamos dirección Rocafort y hacia el kilómetro 4,2 encontraremos un pequeño desvío que nos conducirá a un aparcamiento, no muy grande, donde podremos dejar el coche.
Toda la ruta está perfectamente señalizada con las marcas verdes y blancas del SL-C 52. Dejamos el coche y subimos por la pista asfaltada hasta que, más o menos a la altura de la entrada de la cantera, se convierte en tierra. Al otro lado del torrente (totalmente seco) aparecen las primeras construcciones de piedra seca, envueltas entre la maleza y los pinos. Viendo el paisaje, cuesta imaginarse como era este lugar hace 200 años, cuando todo lo que nos rodea eran viñas.
Cruzamos el torrente y pronto el sendero se bifurca, tomando el camino de la derecha que nos conducirá hasta el primer grupo de tinas conocido como las Tines del Bleda.
Las tinas del Bleda son un conjunto formado por dos tinas y una barraca en la parte inferior, utilizada como refugio y almacén para las herramientas. Todo el conjunto, como los que visitaremos posteriormente, son construcciones de piedra seca. En las tinas, se pisaba la uva y el caldo caía al depósito inferior, donde fermentaba y se elaboraba el vino.
Las tinas se construían arrinconadas a los márgenes para aprovechar el desnivel. Son construcciones de piedra circulares, recubiertas en su interior por baldosas para hacerlas impermeables.El techo estaba coronado por una falsa cúpula para protegerlas de la lluvia. En la parte superior podemos ver una piedra que era la base de la prensa de madera que se utilizaba para obtener el vino y llenar las tinas.
Dejamos las tinas del Bleda y continuamos descendiendo por el caminito en busca del lecho del torrente. Pronto nos cruzamos con una barraca de piedra seca en el margen del sendero. Merece la pena admirar el tipo de construcción tan característico de esta zona del Bages. Cruzamos el torrente (sin agua) y en la subida nos desviamos hacia la izquierda, abandonando el camino principal, para visitar el segundo grupo de tinas: las Tines del Tosques.
Es un conjunto de cuatro tinas con sus correspondientes barracas. Uno de los elementos más llamativos de este grupo son las piedras agujereadas que encontramos en el interior de la barraca que servían como desagüe de la tina. Señalar también que estaban construidas junto al lecho del río. Ésto era muy útil, pues facilitaba la limpieza de la tina para evitar que el vino se echara a perder.
Regresamos hasta el desvío y seguimos subiendo por un sendero que cada vez se estrecha más, rodeados de una abundante maleza y pinos. Pasaremos junto a un depósito donde los payeses preparaban el "brou bordelès", una mezcla de sulfato de cobre y cal diluído en agua y que se utilizaba como pesticida para fumigar las viñas y prevenir diversas enfermedades de la vid. El sendero ahora desciende ligeramente por unas escaleras de piedra, lo que significa que nos acercamos a un nuevo grupo de tinas: las Tines de l'Escudelleta.
Las Tines de l'Escudelleta es un conjunto de once tinas dividido en dos grupos de cuatro y siete respectivamente, con sus correspondientes barracas. Levantadas junto al lecho del torrente, debieron contemplar una actividad frenética en época de vendimia. Hay restos de lo que debió ser un pequeño corral para guardar a los animales.
Mapa de la ruta |
Toda la ruta está perfectamente señalizada con las marcas verdes y blancas del SL-C 52. Dejamos el coche y subimos por la pista asfaltada hasta que, más o menos a la altura de la entrada de la cantera, se convierte en tierra. Al otro lado del torrente (totalmente seco) aparecen las primeras construcciones de piedra seca, envueltas entre la maleza y los pinos. Viendo el paisaje, cuesta imaginarse como era este lugar hace 200 años, cuando todo lo que nos rodea eran viñas.
Señales que encontraremos durante la excursión |
Salimos del parking y tomamos la pista en ligero ascenso |
Aparecen las primeras construccioens entre los pinos |
Cruzamos el torrente y pronto el sendero se bifurca, tomando el camino de la derecha que nos conducirá hasta el primer grupo de tinas conocido como las Tines del Bleda.
Bajamos por el sendero hasta las primeras tinas |
Entre los pinos aparecen las Tines del Bleda |
Las tinas del Bleda son un conjunto formado por dos tinas y una barraca en la parte inferior, utilizada como refugio y almacén para las herramientas. Todo el conjunto, como los que visitaremos posteriormente, son construcciones de piedra seca. En las tinas, se pisaba la uva y el caldo caía al depósito inferior, donde fermentaba y se elaboraba el vino.
Conjunto de las tinas del Bleda |
Jan mirando donde pisaban la uva y el depósito donde caía el caldo |
Bajando las escaleras se llega a la barraca |
Las tinas se construían arrinconadas a los márgenes para aprovechar el desnivel. Son construcciones de piedra circulares, recubiertas en su interior por baldosas para hacerlas impermeables.El techo estaba coronado por una falsa cúpula para protegerlas de la lluvia. En la parte superior podemos ver una piedra que era la base de la prensa de madera que se utilizaba para obtener el vino y llenar las tinas.
Dentro de la barraca |
Detalle del techo en forma de cúpula |
Parte trasera de las tinas |
Base de piedra para la prensa |
Dejamos las tinas del Bleda y continuamos descendiendo por el caminito en busca del lecho del torrente. Pronto nos cruzamos con una barraca de piedra seca en el margen del sendero. Merece la pena admirar el tipo de construcción tan característico de esta zona del Bages. Cruzamos el torrente (sin agua) y en la subida nos desviamos hacia la izquierda, abandonando el camino principal, para visitar el segundo grupo de tinas: las Tines del Tosques.
Barraca junto al camino |
Detalle del interior con una pequeña ventana de ventilación |
Bajamos hacia el lecho del torrente |
Tines del Tosques |
Es un conjunto de cuatro tinas con sus correspondientes barracas. Uno de los elementos más llamativos de este grupo son las piedras agujereadas que encontramos en el interior de la barraca que servían como desagüe de la tina. Señalar también que estaban construidas junto al lecho del río. Ésto era muy útil, pues facilitaba la limpieza de la tina para evitar que el vino se echara a perder.
Entrada a una de las barracas |
Parte trasera de las tinas |
Se pueden ver las baldosas que recubrían las paredes del depósito |
Jan con su madre observando las tinas |
Regresamos hasta el desvío y seguimos subiendo por un sendero que cada vez se estrecha más, rodeados de una abundante maleza y pinos. Pasaremos junto a un depósito donde los payeses preparaban el "brou bordelès", una mezcla de sulfato de cobre y cal diluído en agua y que se utilizaba como pesticida para fumigar las viñas y prevenir diversas enfermedades de la vid. El sendero ahora desciende ligeramente por unas escaleras de piedra, lo que significa que nos acercamos a un nuevo grupo de tinas: las Tines de l'Escudelleta.
Volvemos al sendero principal |
El camino se estrecha poco a poco |
Llegamos al depósito |
Depósito donde se elaboraba el pesticida |
Escaleras de piedra que nos conducen hacia las tinas |
Divisamos ya las Tines de l'Escudelleta |
Las Tines de l'Escudelleta es un conjunto de once tinas dividido en dos grupos de cuatro y siete respectivamente, con sus correspondientes barracas. Levantadas junto al lecho del torrente, debieron contemplar una actividad frenética en época de vendimia. Hay restos de lo que debió ser un pequeño corral para guardar a los animales.
Nos acercamos a las tinas |
Tines de l'Escudelleta |
Jan iluminando con el frontal el interior de una tina |
Bajamos hacia las barracas |
Por unas escaleras descendemos hasta el lecho del torrente del Flequer, hoy seco, pero que en su momento debió llevar bastante agua por la erosión que se observa en las piedras. Volvemos a subir y continuamos por el sendero que un poco más adelante desemboca en la pista que nos llevará de regreso al parking por el otro lado del torrente.
Barraca junto a la tina |
Bajamos al lecho del torrente |
Mucha agua tuvo que llevar en su momento |
Llegados a la pista principal, bajamos un poco más para visitar el último grupo de tinas, conocido como las Tines del Ricard, un bonito conjunto todavía en estado de restauración. Son siete tinas como las que hemos visitado hasta ahora, con sus barracas.
Subimos por el sendeero a buscar la pista |
Tines del Ricard |
Detalle posterior de las tinas |
Erik mirando dentro de una tina |
Una de las barracas de este conjunto |
Tomamos la pista de regreso hasta el coche. Nos fijamos en el margen izquierdo, desde donde observaremos los conjuntos de l'Escudelleta y, un poco más adelante, las del Tosques. También pasaremos junto a una barraca que hay al lado de la pista. Total, tres horas de excursión con sus correspondientes paradas, una mañana bien aprovechada.
Tines de l'Escudelleta |
Barraca junto a la pista |
Tines del Tosques |
Entrada a una barraca tapada por la vegetación |