Viajamos en esta ocasión hacia el sur, al Montsant, para ascender al punto más alto de la comarca del Priorat, la Roca Corbatera. Se trata de una excursión algo larga y que requiere que nuestros pequeños estén acostumbrados a caminar, pero es muy agradecida, pues nos permitirá disfrutar de unas vistas extraordinarias así como de la posibilidad de practicar un poco de espeleología familiar. De las diversas rutas posibles para ascender la Roca Corbatera, nosotros escogimos la más sencilla y fácil para los niños, que comienza en Albarca, pero si nos gusta la aventura, siempre podemos subir o bajar por el Grau dels Tres Esglaons o, ya los más intrépidos, por el Grau del Carrasclet o el del Carabassal. El punto de partida, como he dicho antes, es el pequeño pueblo de Albarca, que se encuentra un poco más allá de Cornudella del Montsant, camino a Ulldemolins. Como para llegar a este lugar se puede hacer desde Montblanc o desde Reus, dependiendo de la autopista que cojamos, y hay la misma distancia kilométrica, os dejo a vuestra elección, con la ayuda de Google Maps, el itinerario a seguir.
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Mapa de la ruta - Ed. Piolert |
Distancia: 11 km.
Tiempo: 6 horas, con paradas y visita a la cueva
Tiempo para un adulto: 3 horas 30' minutos, sin paradas y sin visitar la cueva
Llegamos a Albarca y dejamos el coche frente al refugio del Centro Excursionista Tarragona. Cogemos las mochilas y los cascos, pues hoy toca entrar dentro de una cueva, y nos ponemos en marcha por la pista forestal que queda frente a nosotros siguiendo las marcas blancas y rojas del GR. Unos 400 metros más adelante llegamos a una explanada donde hay un poste indicador. Aunque la pista no está en muy buenas condiciones, podemos aparcar aquí y ahorrarnos esa distancia. Una vez a la altura del poste indicador, seguiremos por el senderito que sube hacia la ermita de la Mare de Déu del Montsant por el conocido Grau Gran.
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Refugio |
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Comenzamos a caminar siguiendo la pista forestal |
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Explanada donde podemos aparcar |
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Poste e inicio de la ruta |
Iniciamos la subida por un terreno árido, descompuesto, donde las rocas forman curiosas figuras, y sin apenas vegetación. Poco a poco vamos ganando metros de altura y ya podemos disfrutar de una vista panorámica de los pueblos de Albarca y Ulldemolins.
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Paredes de conglomerado |
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Las rocas forman curiosas figuras |
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La única sombra que encontramos en este primer tramo |
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Vistas a Albarca desde el camino |
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Ulldemolins |
El camino entra ahora en una zona con más vegetación que nos permite protegernos del sol, pues, aunque es bastante temprano, empieza a hacer notar su presencia. La subida es continua pero llevadera. El sendero desemboca en la pista que conduce a la ermita. Continuamos por ella un rato, para desviarnos nuevamente por un sendero y volver a acabar otra vez en la pista, siempre siguiendo las marcas blancas y rojas.
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La sombra se agradece |
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El sendero desemboca en la pista forestal |
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Seguimos subiendo por ella |
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El pantano de Siurana al fondo |
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Un paso estrecho |
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Otra vez en la pista |
Seguimos nuestra subida pasando junto a una pared rocosa bastante bonita, hasta llegar a una pequeña explanada, el Pla del Grau Gran, donde hay un poste indicador. Aquí abandonaremos la pista forestal, que continua hasta la ermita, y nos desviaremos por un senderito que se adentra en zona boscosa, siguiendo la indicación hacia la Sierra Corbatera que marca el poste.
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Pétreos guardianes de la sierra |
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La roca parece apoyarse en un sólo punto |
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Aquí abandonamos la pista |
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Seguimos el sendero hacia el bosque |
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Ermita de la Mare de Déu del Montsant |
Comenzamos a ascender por el senderito, pasando junto a un cruz y un mirador rocoso que ofrece buenas vistas hacia el pantano de Siurana y el pueblo del mismo nombre. Una vez arriba de la sierra, el camino hace un ligero descenso, bordeando una elevación por la izquierda, hasta llegar a una bifurcación señalizada por lo que queda de un poste de madera. Por la izquierda señala hacia la Cova Santa (aunque nosotros no seguiremos ese camino para llegar a la cueva) y por la derecha hacia la Roca Corbatera. Así, que seguimos por la derecha para encarar la subida a la cima.
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Erik en plena subida |
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Jan junto a la cruz... |
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...y el padre en el mirador |
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Subida hacia la cima |
La subida hasta la cima es sencilla y no muy larga. Pronto nos encontramos junto al vértice geodésico acompañados de un grupo senderista, más rápidos que nosotros, que nos habían adelantado en las primeras rampas de la pista forestal. No hace viento y el sol no pega con tanta fuerza como esperaba. Eso sí, el cielo empieza a motearse con los típicos cúmulos que no anuncian nada bueno para la tarde. Poco a poco se despeja la cima y podemos hacernos las fotos de rigor y disfrutar de las vistas sin mucho barullo.
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Jan encabezando la subida |
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Una cima bastante concurrida |
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Roca Corbatera, 1163 m. |
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Con Jan en la cima |
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La madre también quiere su propia foto de cima |
Abandonamos la Roca Corbatera y seguimos por el sendero, bastante marcado, que va por la parte central de la sierra. Nuestro próximo objetivo es la Cova Santa, una cavidad que nos proponemos explorar. Vamos cruzando longitudinalmente la sierra hasta que el sendero se bifurca. Nosotros cogemos el camino de la izquierda, que en ligera bajada nos lleva hasta el Pla del Meloner.
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Seguiremos por la parte central de la sierra |
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Dejando atrás la Roca Corbatera |
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El camino está muy marcado... |
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...y bastante cómodo |
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Pla del Meloner |
Una vez en el Pla del Meloner, una explanada herbosa que contrasta con la aridez del resto de la sierra, nos desviamos a la derecha por un caminito para visitar la Cova del Meloner, una alargada balma antiguo refugio de pastores. Tras la visita, volvemos por nuestro pasos para dirigirnos hacia la Cova Santa, localizable porque hay un poste metálico sobre una roca que señala su ubicación.
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Cova del Meloner |
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Una parte de esta balma |
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Abandonando la balma tras la visita |
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Seguimos el sendero... |
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... para dirigirnos a la Cova Santa |
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Erik esperando a la familia |
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Entrada a la Cova Santa |
Llegamos a la entrada de la cueva y comenzamos a prepararnos para su visita No hemos traído ropa de recambio, lo que lamentaremos una vez en su interior. La Cova Santa tiene una longitud de 200 metros y está dividida en varias cámaras. Su nombre proviene, al parecer, del hecho que sirvió de refugio para un ermitaño Me introduzco por su estrecha boca y desciendo unos metros por su interior. Me sigue el resto de la familia hasta estar todos en una amplia cavidad, la primera galería, donde las concreciones no son muy vistosas. Hay pequeñas estalactitas en el techo, una gran estalagmita y poco más. Cuando me dispongo a superar un resalte para pasar a la segunda galería, veo que tanto éste como el suelo está lleno de agua y barro. No traemos ropa impermeable ni de recambio y aunque para visitar la cueva no hay que pasar ninguna gatera ni superar grandes obstáculos, nos podemos poner perdidos y queda mucha excursión todavía. Las lluvias de los últimos días han provocado que el agua se filtre, así que, lamentablemente, tenemos que dejar la exploración de la cueva para otra ocasión, conformarnos con visitar esta primera galería y continuar con nuestra ruta.
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Bajando hacia el interior de la cueva |
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Me sigue el resto de la familia |
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Algunas concreciones poco vistosas |
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Pequeñas estalactítas |
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Esta estalagmita es más destacable |
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Foto de mis espeleólogos |
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Nada, de vuelta, otra vez será |
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Un servidor, cerrando el grupo |
Una vez fuera de la cueva, nos limpiamos un poco el barro de los pantalones y nos encaminamos por el senderito en dirección a los riscos hasta un poste indicador que señala varias direcciones. En este punto podemos elegir el camino para regresar a Albarca. Por la izquierda podemos reseguir el borde de los riscos hasta llegar a la bifurcación que tomamos para subir a la Roca Corbatera y, desde allí, deshacer el camino hasta el pueblo. Nosotros tomamos el camino de la derecha (más largo) para bajar por el Grau del Tomaset y pasar por la ermita de Sant Joan del Codolar, donde pararíamos para comer.
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Una foto fuera de la cueva |
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Recogiendo los bártulos |
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Bajamos por el sendero hacia los riscos |
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Poste indicador |
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Hacia el Grau del Tomaset |
Llegamos al borde del risco y, tras cruzar por un paso estrecho de roca, comenzamos a descender por el Grau del Tomaset, un estrecho sendero bastante descompuesto y pedregoso señalizado con las marcas blancas y rojas del GR. La bajada, sin ser muy complicada, sí que es molesta por todas las piedras sueltas que hay en el camino, pero nos permite disfrutar de unas vistas espectaculares de los riscos de la sierra.
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Pasando entre dos bloques de roca |
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Comenzamos a descender por el Grau |
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Rápidamente vamos descendiendo |
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El camino no es fácil |
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Vistas a las faldas de la sierra |
Poco a poco vamos perdiendo altura y llegamos a una bifurcación señalizada por un poste. Giramos hacia la izquierda y encaramos el último trecho hasta la ermita de Sant Joan de Codolar, donde hay una zona para hacer barbacoas. Hay que señalar que las dos fuentes de agua que hay en el lugar no son aptas para el consumo, por lo que no hay que contar con llegar las cantimploras en este lugar. Además, salvo un par de familias que habían disfrutando de una barbacoa, el lugar, incluida la ermita, estaba vacío y cerrado. Aprovechamos para comer y descansar un rato, aunque las nubes son cada vez más espesas y la posibilidad de tormenta más cercana.
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Sant Joan de Codolar desde el sendero |
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Bifurcación, nosotros a la izquierda |
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Llegando a la ermita |
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La ermita está cerrada |
Tras dar cuenta de los bocatas y ante el temor de tener que echar mano de los chubasqueros (los truenos se oyen cada vez más cerca y la lluvia ya descarga sobre las montañas de Prades), nos ponemos nuevamente el marcha. Un poste indicador junto a las barbacoas nos señala el camino a seguir, que en sí consiste en reseguir todo el risco por su parte inferior.
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El camino continúa junto a las barbacoas |
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Iremos bordeando todo el risco |
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Las marcas del GR nos señalan el camino |
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Una bonita formación rocosa |
El camino es bastante cómodo, con pequeñas subidas y bajadas y buenas vistas. Aunque frente a nosotros, por la zona de Prades, está descargando la tormenta, las nubes que tenemos encima no parecen terminar de cerrarse, lo que me hace pensar que nos libraremos de sacar los chubasqueros. Poco a poco vamos acercándonos al final de la excursión. Pasamos junto a un poste indicador sin desviarnos del sendero que llevamos, cruzamos una zona bastante árida que nos indica que estamos cerca del final, y unos minutos más tarde ya estamos entrando en el pueblo.
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Pasando por una zona con más vegetación |
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El camino pasa junto a un pequeño risco |
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Poste indicador |
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Ya estamos en la explanada |
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En Albarca, finalizando la excursión |
Por suerte el cielo nos ha respetado, incluso comienzan a abrirse grandes claros, lo que aleja la posibilidad de tormenta. Ya de vuelta, paramos en la Fonda El Recó, en Cornudella del Montsant, a tomar un café antes de seguir el camino de vuelta a casa.