En el límite de las comarcas del Gironès y la Garrotxa se encuentran los riscos de Sant Roc, una barrera natural que separa la Vall de Llémena y la Vall del Brugent. En el punto culminante de estos riscos se levanta la pequeña ermita de Sant Roc de la Barroca, que, además de las estupendas vistas que nos ofrece hacia el valle, tiene el aliciente de estar incluida en el listado de la 100 cimas de la FECC. En esta salida, además de visitar la ermita de Sant Roc, ascendimos el Puig d'Elena, donde se haya la ermita de Santa Elena. Si vamos con niños muy pequeños y no queremos subir esa elevación (tiene tramos muy empinados), podemos darnos la vuelta desde la ermita de Sant Roc y regresar por el mismo camino de la ida. El punto de partida de la excursión es la pequeña localidad de Sant Martí de Llémena, a donde llegaremos tras abandonar la AP-7 en la salida de Girona oest y continuar por la GI-531. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento que hay frente al restaurante del pueblo.
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Mapa de la ruta - ICC |
Distancia: 9,5 km.
Tiempo: 5 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 3 horas 30 minutos, sin paradas
Cruzamos la carretera y marchamos por la derecha de la iglesia, cruzando una explanada. Encontramos un sendero con marcas amarillas y giramos hacia la izquierda, rodeando luego un campo de cultivo. La idea es llegar hasta la masia de Ca n'Aulina donde comienza el Grau de l'Esqueió que nos permitirá ascender hasta la parte superior del risco. En lugar de seguir nuestros pasos hasta la masía, bastante confuso de describir (yo me guiaba por los datos del track que me había descargado para el gps), es mejor caminar por la carretera en dirección a Girona unos doscientos metros y coger la pista que sube por nuestra derecha hasta esta masía, que fue lo que hicimos nosotros a la vuelta.
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Nos desviamos a la derecha de la iglesia |
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Caminamos por esta pista forestal |
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Bordeamos el campo de cultivo |
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Masia de Ca n'Aulina |
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Dejamos atrás la masía y nos encaminamos hacia el interior del encinar siguiendo las marcas amarillas que encontramos pintadas tanto en las rocas como en los árboles. Comienza ahora una subida constante a través de una espesa vegetación más propia de la jungla que de un encinar. Además del calor, se nota la fuerte humedad que nos hace sudar siendo aún poco más de las nueve de la mañana (la excursión la hicimos en mayo, nada que ver con las calores de este mes de junio). El sendero nos lleva a una zona abierta de rocas rojizas, un mirador natural hacia el valle y el Cingle de Rocafesa que se levanta frente a nosotros.
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Seguimos el sendero hacia el encinar |
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Las marcas que debemos seguir |
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La vegetación muy espesa |
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Salimos a un mirador natural de rocas rojizas |
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Vistas al Cingle de Rocafesa |
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Una paradeta para refrescarnos |
Nos adentramos nuevamente en el encinar y el sendero gana altura en continuas ziaga-zagas que suavizan la subida. Finalmente llegamos a la parte superior del risco, desembocando en una pista forestal. Frente a nosotros se alza el Puig d'Elena y la masía de Can Buc. Giramos a la izquierda y avanzamos por la pista por un enlosado de grandes piedras, cual calzada romana.
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Seguimos ascendiendo |
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Frente a nosotros el Puig d'Elena |
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Can Buc |
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Avanzamos por esta pista enlosada |
Llegamos a una bifurcación señalizada: por la izquierda marchamos hacia Sant Roc, por la derecha hacia la ermita de Santa Lena. Así pues, continuamos por la izquierda y, unas veces por zonas más boscosas y otras por espacios más abiertos vamos recorriendo todo el risco hacia su extremo más meridional.
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Hacia Sant Roc |
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Bifurcación |
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Seguimos por la izquierda |
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El camino es muy cómodo |
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Otras veces pasamos por zonas más boscosas |
Llegamos hasta un encinar donde un indicador nos marca el buen camino. Conforme nos acercamos a la ermita, hay que ir vigilando a los niños, pues caminamos muy cerca del borde del risco. Un poco antes de llegar, hay un pequeño mirador hacia el valle, desde el que podemos asomarnos, siempre con cuidado. Alcanzamos la explanada donde se asienta la ermita y desde donde tenemos unas excelentes vistas de la Vall de Llémena.
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Vamos por buen camino |
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Cruzamos este encinar |
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Un pequeño mirador |
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Vistas hacia el valle |
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Asomándonos a este mirador |
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Llegando a la ermita de Sant Roc |
Junto a la ermita, al borde del risco, hay dos rocas para los que les gustan los selfies emocionantes. Somos libres de subir (yo lo hice) pero, por favor, que a nadie se le ocurra subir con los críos o si se tiene vértigo.
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Jan descansando un rato |
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Mejor no mirar atrás |
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Sant Roc, 598 m. |
Aprovechamos para comer y refrescarnos. Visitamos el interior de la ermita, construida en 1447, bastante espartana por cierto, y donde se guarda la imagen de Sant Roc, patrón de los apestados y marginados, pues durante su vida se dedicó a cuidar de las personas afectadas por la peste y otras enfermedades. Tras hacernos la foto de cima, nos ponemos nuevamente el marcha.
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Entrada a la ermita |
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Altar |
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Parte posterior de la ermita |
Tenemos dos opciones. Si vamos con niños pequeños y no queremos caminar más, podemos regresar por el camino de ida hasta Sant Martí. Nosotros continuamos por el sendero que hay por la parte de atrás de la ermita hacia otro mirador natural, más amplio y menos peligroso, al que llegamos tras un pequeño descenso. Desde aquí se nos abren unas amplias vistas hacia la comarca del Gironès y los riscos de Sant Roc. La plataforma es amplia, pero de todas formas siempre hay que vigilar si vamos con los niños.
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Seguimos por una zona de espesa vegetación |
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Llegando al mirador |
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Con Jan sobre la roca |
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La roca es amplia |
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Vistas hacia el risco |
Seguimos el sendero tras las marcas amarillas y bajamos un poco por el Grau del Llop. Estamos rodeando el borde meridional del risco para hacer un giro de 180º y dirigirnos hacia la ermita de Santa Elena por un camino paralelo al que nos ha llevado hasta Sant Roc.
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Descendemos por el Grau del Llop |
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Desvío señalizado |
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El sendero sigue las marcas amarillas |
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Vistas hacia el Far |
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Avanzando por un terreno más pedregoso |
El sendero, enlosado de piedras, nos recordará al que hemos seguido durante la ida. De hecho, es un camino paralelo que nos conduce hasta un poste indicador al lado de una balsa de agua, punto en el que comienza el ascenso hasta el Puig d'Elena, donde se encuentra la ermita del mismo nombre.
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Camino enlosado como el de la ida |
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Desvío hacia el Puig d'Elena |
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Nos desviamos y comenzamos la subida |
La subida hasta la ermita de Santa Elena es empinada y la calor no ayuda. El sendero se estrecha y asciende por una zona de vegetación espesa. Alcanzamos la explanada donde se levanta la ermita, más bonita y mejor decorada que la de Sant Roc. Se trata de un edificio románico del siglo XIII de una sola nave, un ábside semicircular y un campanario de espadaña.
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El sendero que sube al Puig d'Elena |
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Llegando a la explanada |
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Ermita de Santa Elena |
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Vista frontal |
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Interior de la ermita |
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Rodeando todo el conjunto |
Descansamos otro rato para recuperarnos
de la subida y en este punto decido que, en lugar de seguir el track del
gps que hace una vuelta circular hasta entrar en Sant Martí por el otro
extremo del pueblo, bajar hasta el poste indicador y enlazar con la pista que
lleva a Sant Roc bajando nuevamente por el Grau de l'Escaió. Hace
mucha calor y el paisaje que nos rodea tampoco nos motiva mucho a seguir caminando con las calores del mediodía.
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Bajamos otra vez |
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Seguimos la pista forestal... |
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...hasta enlazar con la que lleva a Sant Roc |
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Punto donde se inicia el Grau de l'Escaió |
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Bajamos por el Grau |
Tras descender el Grau de l'Escaió, mucho más rápido que la subida, llegamos hasta la masía de Ca n'Aulina. Atravesamos este conjunto de masías sin hacer ruido y la pista nos conduce hasta la carretera. Solo queda subir por ella unos 200 metros y dar por concluida la excursión.
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Llegando a las masías |
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Pasamos junto a Ca n'Aluina |
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Seguimos la pista forestal |
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Volvemos a Sant Martí por la carretera |
Nos tomamos algo en el bar del restaurante (comer no pudimos porque estaba lleno, por lo que si queréis comer es mejor reservar) y tras el refrigerio, damos por concluida la excursión tras haber sumado una cima más a nuestro reto.
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