Marchamos a la sierra del Montsant para, siguiendo el curso del río del mismo nombre, adentrarnos entre las paredes de roca que flanquean el río y alcanzar la ermita de Sant Bartomeu, punto final de la excursión. El punto de partida es la localidad de Ulldemolins (consultar Google Maps para que os indique la mejor forma de llegar desde vuestra localidad de origen). A la entrada del pueblo un indicador nos señala "A las ermitas". Seguiremos éste y otros más que a lo largo de una pista asfaltada de varios kilómetros nos llevarán hasta las ermitas de Sant Antoni y Santa Magdalena. La pista se bifurca casi al final, continuando nosotros por la derecha hasta la ermita de Sant Antoni, punto de inicio de la excursión.
Distancia: 9,5 km.
Tiempo: 4 horas, con paradas
Tiempo para un adulto: 2 horas 30' minutos (sin paradas)
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Mapa de la ruta ICC |
Dejamos el coche en el aparcamiento de la zona de picnic (hay mesas y barbacoas además de un pequeño bar) y subimos por la pista de tierra siguiendo las marcas blancas y rojas del GR 65-5. A la izquierda del camino encontraremos una señal de madera señalando un sendero por donde se regresa del Pic de los Pins Carrassers, en caso que queramos hacer el recorrido completo (muy duro a partir del puente colgante que conduce a la ermita de Sant Bartomeu) y del que os dejo este
enlace por si os animáis a realizar.
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Ulldemolins |
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Sant Antoni, punto de partida de la excursión |
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Hemos escogido un día demasiado caluroso |
Pronto las marcas del GR nos desvían de la pista para seguir por un senderito a nuestra derecha, que no es más que un atajo, pues nuevamente salimos a la pista. Otra vez la volvemos a abandonar siguiendo las marcas y así seguiremos hasta desembocar al final de la pista donde cruzaremos una pequeña riera. A partir de aquí el resto del camino es sendero.
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Bajando por uno de los atajos |
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Las marcas del GR nos desvían de la pista con vistas al Congost |
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Cruzando la pequeña riera |
Pasamos junto a una alta y curiosa roca, la primera de las muchas que veremos, hasta llegar a un poste indicador que nos desvía hacia la primea atracción del día: las Cadolles Fondes.
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Pasamos al lado de esta curiosa roca |
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Descendemos suavemente por el sendero |
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Poste indicador |
Las Cadolles Fondes es una estrecha garganta que el río Montsant ha ido modelando con el paso del tiempo formando pequeñas pozas de agua cristalina a lo largo de su curso. Es un lugar espectacular, visto desde arriba. Unas escaleras nos conducen a un balcón que hace las funciones de mirador. Si volvemos al camino, unos metros más adelante hay un pequeño sendero que desciende hasta el río, donde la calor que hace hoy invita a refrescarse con un baño.
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Cadolles Fondes |
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Buen lugar para darse un baño |
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Otra vista de la garganta |
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En el mirador |
Dejamos atrás las Cadolles Fondes y continuamos por el sendero perfectamente indicado por las marcas del GR por el margen izquierdo del río Montsant. A partir de aquí el auténtico espectáculo lo forman las curiosas y caprichosas formas que han adquirido la rocas con el paso del tiempo y la erosión.
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Avanzando por el sendero |
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Primera formaciones rocosas |
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Els Tres Jurats |
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Con mi tropa junto a un poste indicador de la ruta |
Caminamos por un sendero bastante llano, rodeados de vegetación y acompañados por el sonido del río Montsant que queda a nuestra derecha, Pronto divisamos las rocas conocidas como Los Tres Jurats y pasamos junto a una alargada balma, buen sitio para descansar y refrescarnos, pues la calor aprieta con ganas.
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Una alargada balma que nos proporciona una agradecida sombra |
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Dejamos atrás la balma... |
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...y seguimos camino bajo un intenso sol |
Subimos un pequeño tramo algo pedregoso y a partir de aquí comienzan a aparecer las paredes rocosas del Congost, adquiriendo las formas caprichosas que nuestra vista y nuestra mente se encargan de interpretar según nuestra imaginación.
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Subiendo un pequeño tramo pedregoso |
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La primera de las muchas rocas que veremos |
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¿El vigilante del congost? |
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Otra vista de las rocas |
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Otra más |
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¿Alguien nos mira? |
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Yo veo una cara, ¿y vosotros? |
Conforme avanzamos por el camino y rodeamos las formaciones rocosas, ésta van cambiando ofreciendo distintas caras y adquiriendo otras formas insospechadas. Pasaremos por una pequeña balma y nos acercaremos hasta un poste indicador. Por la izquierda se abandona el GR y continúa la ruta que os indiqué en el enlace del principio. Es realmente espectacular pero no exenta de cierto riesgo y dificultad, por lo que si la hacéis con niños es conveniente estudiarla bien y tomar las precauciones pertinentes.
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Una nueva balma |
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El sendero se dirige hacia el río |
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Llegando al poste indicador |
Seguimos las marcas del GR y llegamos hasta el puente colgante que cruza el río. Espectáculo garantizado para los más pequeños. Como cualquier elemento de este tipo que nos encontramos en la montaña, hay que respetarlo y usarlo con prudencia. Para jugar, ya están los parques públicos. No es muy aéreo y la distancia hasta el lecho del río es pequeña, lo que no quiere decir que no te vayas a dar un buen coscorrón si te caes. Cruzo en primer lugar para comprobar la seguridad del puente y después el resto de la familia. Otro tramo de puente en bajada nos conduce hasta la orilla opuesta.
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Puente colgante |
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Erik preparado para cruzar |
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Jan y su madre cruzando el puente |
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El turno de Erik |
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Bajando el última tramo del puente colgante |
Una vez cruzado el puente, el camino continúa en medio de una vegetación abundante por la zona conocida como Barranco de Sant Bartomeu. Pronto empezamos a subir por un terreno más abrupto y descompuesto, siguiendo siempre las marcas rojas y blancas del GR. Una última subida nos conduce hasta la parte trasera de la ermita donde hay una enorme balma, antiguo refugio de eremitas.
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Pasando por una zona de abundante vegetación |
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Un centinela nos vigila |
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Otra bonita formación rocosa |
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Acercándonos a la ermita |
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La balma aparece entre la vegetación |
Visitamos la balma cuya construcción se ajudica a Frau Guerau Miquel, monje y fundador de la ermita, allá hacia el año 1192. La propiedad de la ermita correspondió en un principio al monasterio del Bonrepós y posteriormente a la Cartuja de l'Escaladei.
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Muro exterior |
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Interior de la balma |
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Otra vista del interior |
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Abandonando el lugar |
Junto a esta primera balma, al lado de a una enorme roca se abre una brecha que permite la entrada a otra cavidad, ésta más pequeña, por donde se filtra agua en algunos puntos. Supongo que esta también se utilizó como refugio o vivienda de los eremitas, el último de los cuales habitó el lugar hasta 1851. En algunos puntos el agua se filtra entre las rocas, y en uno de ellos forma una bonita pila de agua cristalina.
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Entrando en la cueva |
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Los niños explorando el interior |
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Jan observando la pequeña balsa de agua |
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El agua se filtra creando este curioso receptáculo |
Abandonamos la cueva y nos acercamos a la ermita, que esta cerrada. Nos sentamos bajo unos árboles a descansar y refrescarnos. La ermita, pequeña construcción de una sola nave y ábside semicircular fue fundada por Fra Guerau Miquel el 28 de julio de 1192. Abandonada en el siglo XVIII, fue recuperada a finales de los años setenta del siglo pasado por la parroquia de Ulldemolins.
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Ermita de Sant Bartomeu |
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Aprovechando para descansar un rato |
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Vista trasera de la ermita |
Por la parte trasera de la ermita, junto al ábside, hay un caminito que te aleja de ella y te permite tener una buena visión de todo el conjunto, así como del Congost de Fraugerau. No se dónde conduce el sendero, que en algún punto roza el vacío al rodear alguna de las paredes rocosas del Congost. De todas formas merece la pena adentrarse un poco y tomar unas cuantas fotografías.
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Vistas de la ermita y las rocas que cobijan la balma |
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Barranco de Frauguerau |
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Otra curiosa roca |
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El sendero bordea estas rocas |
Regresamos a la ermita y desde allí deshacemos nuestros pasos, pasando otra vez por el puente colgante para regocijo de los niños, hasta la ermita de Sant Antoni, donde damos cuenta de los bocatas en su zona de piicnic.
Hola, la duración que has puesto en la ruta, es de ida y vuelta, no?
ResponderEliminarMuchas gracias
Susana
Sí, es ida y vuelta. De todas formas, las cuatro horas que tardamos se debieron en parte a la tendinitis que arrastraba, por lo que, a un paso tranquilo, se puede hacer en unas tres horitas. Un saludo.
EliminarMuchas gracias!!!
ResponderEliminarA ver si deja de hacer tanto frío... De momento vamos a continuar explorando Collserola
Susana