Con los niños a cuesstas

Con los niños a cuesstas

miércoles, 1 de enero de 2014

Bufadors de Beví

Fácil y agradable excursión a un precioso lugar que parece sacado de un cuento de hadas. Los bufadors son cavidades y grietas a lo largo del terreno por donde circula el aire a una temperatura diferente a la que hay en el exterior. Los días de fuerte viento los silbidos que produce el aire al pasar por las cavidades hacen del lugar un rincón mágico. La vegetación, el suelo lleno de hojas y el abundante musgo sobre las rocas le dan un colorido espectacular, especialmente en otoño. La ruta comienza en el Coll de Beví a donde llegaremos abandonando la C-17 en la salida de Sant Quirze de Besora. Cruzaremos el río Ter en dirección a Santa María de Besora y un poco antes de abandonar este pueblo, nos desviaremos a la izquierda por la pista que conduce a Ripoll por Llaés (señalizado). En invierno conviene transitar despacio por la pista, pues hay zonas muy sombrías donde se puede acumular hielo. La excursión es corta y fácil, con poco desnivel y apta para toda la familia. Nosotros nos quedamos a comer en el restaurante la Cabanya del Mir (lo recomiendo, buena comida y barato) y desde allí pudimos desplazarnos hasta el Salt del Mir, una bonita cascada que en esta ocasión no llevaba mucha agua, pero que no le restaba ni un ápice de belleza.

Distancia: 5,5 km.
Tiempo: 3 horas 30' con paradas
Tiempo para un adulto: 1 hora 45' sin paradas.


Mapa de la ruta - Ed.Alpina


Comenzamos a caminar por la pista de tierra que hay junto a la carretera con una temperatura de 0º  ("mira, papa, que traernos a pasar frío con lo bien que estábamos en la cama" pensará alguno de mis vástagos). El camino desciende ligeramente pasando por unos campos donde suelen pastar las vacas y pasa bordeando los riscos de la Serra dels Bufadors, por su parte más soleada.


Inicio de la excursión

El sol empieza a calentar...

...aunque no lo suficiente para nuestros helados huesos

Riscos o Cinglera de Beví

Llegamos a una bifurcación donde continuamos por la derecha siguiendo los indicadores hacia los Bufadors, ahora por un sendero más estrecho, pero igualmente cómodo. El camino va introduciéndose poco a poco en el bosque hasta encontrar un nuevo sendero a nuestra derecha marcado por una señal de madera, que sube de forma algo más pronunciada.

Abandonamos la pista en este punto

Jan en cabeza tirando del grupo

Nuevo desvío

Caminando sobre un manto de hojas

Otra vez más nos desviaremos un poco más adelante por un estrecho senderito que encontraremos a nuestra derecha y que también está señalizado por una flecha de madera. La subida es algo difícil y tenemos que agarrarnos de las raíces de los árboles para poder seguir. Una vez superado este pequeño obstáculo, seguimos avanzando hasta llegar a la entrada de los Bufadors.


Último desvío

La subida cuesta un poco

Llegando a los Bufadors

Nos introducimos en este mágico lugar...

...y comenzamos a explorarlo con calma

Los bufadors se encuentran en la parte más sombría de la sierra. Se trata de una formación geológica que surge a partir de la rotura de la cresta de la sierra y en la consiguiente acumulación de estratos. Esta acumulación trajo consigo la formación de cavidades y grietas por donde el aire circula y produce el peculiar sonido que da nombre al lugar. Tiene una forma alargada y estrecha entre dos grandes bloques de roca y las simas y cavidades se reparten a lo largo de él. Es un rincón realmente mágico, donde la vegetación y la rocas llenas de musgo crean un paisaje realmente bello.


Croquis de los bufadors

Una primera cavidad

Otra más

La madre observando uno bastante grande

También podemos encontrarnos elfos

¡¡¡Felices fiestas y feliz año 2014!!!

Nos adentramos poco a poco por este paraje tan bonito. Hay que vigilar a los niños para evitar que al acercarse a alguno de los orificios puedan resbalar y llevarse un susto. Para darnos cuenta de la profundidad que tiene alguno de ellos podéis visitar este enlace donde bajan al bufador nº 8 que se encuentra en el ramal izquierdo. Seguimos avanzando por este mágico lugar hasta llegar a una pequeña bajada que nos conduce a una alta pared de roca donde se encuentra la Cova del Baró.


Seguimos avanzando por los bufadors

El musgo y las hojas rojas crean un paisaje muy bonito

Otra vista de las rocas 

Llegando a la pared donde se encuentra la Cova del Baró

Me introduzco en la cueva, una pequeña cavidad de 5 metros de profundidad y 30 de anchura donde encuentro un pequeño murciélago colgando del techo, a parte de algunas arañas. Tras asegurarme que el lugar es seguro vuelvo en busca de los niños, ato un cordino en las raíces de un árbol (más que nada para evitar que resbalen, aunque la bajada no tiene ninguna dificultad) y nos introducimos de nuevo ante las reticencias de la madre, que no ve claro eso de visitar una cueva con murciélagos. Finalmente, consigo que ella también baje y vea al pobre murciélago, al que seguro estamos incordiando su dulce sueño.


Entrando con los peques a la cueva

"Venga mama, que hay un murciélago"

Finalmente la madre se anima...

..y regresa contenta tras su experiencia a lo National Geographic

Tras visitar la cueva y dejar en paz al murciélago, nos introducimos en la brecha que forman los bufadors en este punto, un lugar muy bonito y, posiblemente, el más fotografiado. Se trata de un estrecho corredor que en su parte final comunica con el otro lado de la roca a través de una estrecha grieta (de hecho se puede acceder desde la otra parte por una subida un tanto complicada para los niños) y que en su parte final se localizan varias simas, quizás la más conocida l'avenc dels tigres.


Adentrándonos en el estrecho corredor

No sé las veces que he visto esta fotografía

Brecha que comunica los dos lados de la roca

Explorando el lugar

De vuelta hacia la Cova del Baró

Otra bonita grieta

Abandonamos esta zona y seguimos subiendo pausadamente pisando una auténtica alfombra de hojas rojas al mismo tiempo que contemplamos varias grietas y cavidades más. El sendero, poco marcado pero imposible de perder, asciende ligeramente al mismo tiempo que la vegetación va cambiando dando paso a una zona donde el hayedo se mezcla con el encinar.


Dejando atrás la Cova del Baró

Una nueva grieta

Otra cavidad

Seguimos por el camino poco marcado

Poco a poco nos acercamos al final de los bufadors

Dejamos atrás este bonito lugar y continuamos por el sendero que sube hacia el Turó dels Bufadors. En algunos puntos el camino es algo aéreo, por lo que conviene tener cuidado con los niños, ya que pasamos junto al borde del risco, desde donde tenemos buenas vistas hacia el castillo de Besora, el pueblo y la sierra de Bellmunt. Hacia el otro lado los Pirineos, poco nevados y con la mole del Puigmal como referencia.


El sendero se empina con algún que otro obstáculo

Vistas desde la parte superior del  risco

Seguimos ascendiendo rodeados de encinas

Poca nieve acumulada en el Pirineo

Con Jan el la cima del Turó dels Bufadors

El camino se convierte ahora en un tobogán con continuas subidas y bajadas hasta alcanzar un punto, ya casi al final de la excursión, donde la bajada es bastante empinada y tenemos que ayudarnos de las ramas de los árboles, aunque tampoco presente mucha dificultad. Finalmente el sendero nos conduce hasta la pista asfaltada que bajaremos unos 300 metros hasta el lugar donde habíamos dejado el coche, punto y final de la ruta.


Bajando desde el Turó dels Bufadors

Cruzando por otro bonito hayedo

La última bajada es algo complicada

Aunque Jan parece no tener dificultades

Saliendo a la pista en el Coll de Beví

Como he dicho al principio, teníamos mesa reservada en el restaurante La Cabanya del Mir y como aún nos quedaba una horita hasta la hora de comer, aprovechamos para visitar el Salt del Mir (20 minutos desde el restaurante), un bonito salto de agua escondido en el interior de la sierra de Bellmunt. No es ni el más alto ni el más espectacular, pero bien merece una visita. Para visitarlo hay que seguir la carretera en dirección a Vidrá y, aproximadamente a un kilómetro y medio, desviarnos a la derecha por una pista de tierra que conduce a un conjunto de masías entre las que se encuentra El Mir. Si no vamos a comer en el restaurante, deberemos dejar el coche en algún espacio que encontremos a lo largo de la pista de tierra, pues el sitio que hay en la masía está reservado sólo para los clientes. Dejamos el coche y bajamos por la pista rodeados de campos de cultivo donde pastan reses y algunos caballos hasta un desvío que seguiremos por la izquierda hasta el río, que cruzaremos por una pasarela de madera. Si nos fijamos en su lecho, veremos unos agujeros donde se colocaba los postes de la antigua pasarela por donde pasaban los carros que transportaban el grano al molino.


Bajando por la pista que sale de la masía

Aquí hasta los caballos van abrigados

Cruzando la pasarela de madera

Lecho del río y los agujeros de la antigua pasarela

Bajamos ahora por una zona muy sombría donde encontraremos las ruinas de tres molinos. En uno de ellos podremos observar un par de molas y parte del mecanismo que se utilizaba para mover las molas usando la fuerza del agua. El último, antes de llegar al salto, está en mejores condiciones de conservación y unos escalones te conducen hasta la entrada.


Entrada a uno de los molinos

Jan subido en una de las molas

Escalones que conducen al último de los molinos

Tras pasar las ruinas del último molino, un ligero giro a la derecha nos conduce a unas escaleras por donde se accede al Salt del Mir. Se trata de un salto de aproximadamente 35 metros de altura que forma una pequeña poza en su base. No baja mucha agua y el pedregoso suelo está completamente helado, lo que nos impide acercarnos a riesgo de rompernos algún hueso. A pesar de la poca agua que lleva es bastante bonito y en verano tiene que ser un espectáculo bañarse en la poza de su base.


Salt del Mir

Qué chulo ponerse debajo si fuera verano

Una foto con el salto 

Volvemos por nuestros pasos hasta el restaurante para disfrutar de la típica cuina catalana y completar a lo grande un buen día de montaña.

9 comentarios:

  1. Francisco, veo que habeis hecho la ruta y los niños han disfrutado mucho. El Salt del Mir, hace mucho tiempo que estuvimos, gracias por recordarnoslo
    Saludos

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  2. Francisco impresionante ruta, muy chula y unas fotos guapas. Me la apunto. Un placer poder disfrutar de vuestras excursiones.

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    1. Gracias, Jorge. La verdad es que las fotos no hacen justicia a la belleza de lugar. No te lo pierdas.

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  3. Justo hoy la hemos hecho, Francisco, y hemos encontrado a otra familia en el camino que había sacado la ruta también de tu blog. Ha sido curioso.
    David

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    1. Caray, que casualidad. Me alegro que el blog sea de utilidad para otras familias. Un saludo.

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    2. No, no, ¡gracias a vosotros por compartirlas! Sé el trabajo que lleva y más yendo con críos. Un saludo.
      David

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  4. Madre mía que merito!! Alucinante!! En un par de años me voy con mi chiquitin jejeje ahora tine 3.

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  5. Francisco antes de nada darte las gracias por tu blog y por el tiempo que le dedicas. Tengo dos niños de 6 y 8 años y siempre voy buscando rutas para hacer en familia, y hace una semana encontré tu blog, me pareció genial. Pues hoy hemos hecho esta ruta magnifica, un lugar con mucho encanto, mágico... añadiendo además la búsqueda de un caché. Una salida perfecta!!!!
    De nuevo, GRACIAS.

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    1. Muchas gracias a ti por tu comentario. Me alegra que os gustaran los bufadors, es un lugar encantador. Un saludo.

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