Antes de abandonar la Cerdanya y volver a casa, no podía dejar escapar la ocasión de realizar un poco de espeleología familiar, así que nos fuimos a explorar la cueva d'Anes, la más larga de la comarca después de la Fou de Bor, pero, a diferencia de ésta, sin ningún tipo de complicación al tratarse de una sola galería, bastante amplia, en la que es imposible perderse. La cueva se haya localizada a las afueras de Bellver de Cerdanya, un kilómetro aproximadamente en dirección a la Seu d'Urgell por la N-260. A la altura del camping Solana del Segre, tomamos la pista que encontramos a la derecha y pasamos por una serrería. Cuando la pista, que asciende hasta una cantera, hace una curva a la izquierda, dejamos el coche aparcado en el arcén (espacio para un par de coches). Un poste indicador nos señala el camino hacia la cueva.
Aproximación a la cueva: 35 minutos
Tiempo de visita en la cueva: 2 horas
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Mapa de la aproximación a la cueva - Ed. Alpina |
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Croquis de la cueva d'Anes - Fuente: espeleobloc.blogspot.com |
Para llegar hasta la cueva hay dos opciones. La más corta, pero también la más dura, es subir por el sendero que comienza en la misma curva donde hemos dejado el coche y que está señalizado con marcas de color amarillo. La subida es muy fuerte por un terreno muy pedregoso que nos puede hacer llegar hasta la entrada de la cueva con la lengua fuera. La otra, que fue la que escogimos nosotros, es continuar por la pista que sube a la cantera hasta que ésta hace un fuerte giro a la izquierda, donde a nuestra derecha veremos unos árboles y las marcas amarillas. El camino es algo más largo, pero el desnivel se suaviza y si vamos con niños pequeños, éstos lo agradecerán. Una vez en el sendero, seguiremos subiendo por una fuerte pendiente y un terreno muy descompuesto (lo que nos dará una idea de lo que nos hemos ahorrado) siguiendo las marcas amarillas hasta la entrada de la cueva, protegida por una reja y algo disimulada entre la vegetación.
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Poste que indica el camino a la cueva |
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Jan subiendo por la pista (no es una escena de la Chaqueta Metálica)... |
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...hasta tomar el sendero que hay entre los árboles |
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Seguimos las marcas amarillas |
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La cueva está parcialmente tapada por la vegetación |
La cueva d'Anes tiene una longitud de 335 metros y apenas desnivel negativo. Sólo entrar en la cueva nos encontramos en una enorme sala con una pequeña abertura en el techo (enrejada para evitar caídas) donde cómodamente nos colocamos los cascos y preparamos las linternas. Es conveniente llevar buena iluminación para poder disfrutar de la visita y no está de más llevar casco para evitar algún coscorrón. También hay que tener ropa de recambio, pues nos mancharemos de barro. Comenzamos a caminar por una amplia galería que hace un leve giro a la izquierda observando algunas concreciones en muy mal estado.
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Entrada a la cueva |
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Inicio de la galería |
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Las ornamentaciones son poco vistosas al principio |
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Hay columnas muy degradadas |
En esta primera parte del recorrido la cueva está bastante degradada. Hay alguna pintada y las concreciones no son muy vistosas. Muchas están rotas, víctimas de aquellos que piensan que tienen derecho a llevarse un souvenir a casa. Seguimos caminando hasta llegar a un punto donde hay que agacharse un poco y bajar ayudados de una cuerda instalada para facilitar el descenso y no resbalar. Las rocas están muy pulidas y enfangadas y sin la ayuda de la cuerda sería complicado subir a la vuelta.
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Erik observando una pequeña estalagmita |
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Avanzando por el interior de la cueva |
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Las concreciones siguen siendo poco llamativas |
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La galería se estrecha un poco |
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Hay que ayudarse de la cuerda para pasar y no resbalar |
Unos metros más abajo llegamos hasta una abertura en la roca donde hay colocada una reja, que al parecer marca el límite entre las poblaciones de Prullans y Bellver de Cerdanya. Nos agachamos y cruzamos la entrada avanzando unos metros, vigilando de no resbalar. Entramos en la parte más bonita de la cueva, recibiéndonos una amplia sala donde hay abundantes formaciones líticas, en especial estalagmitas y columnas
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Encontramos la reja abierta |
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Jan y su madre pasando al otro lado |
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Aquí las concreciones son más bonitas |
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Bonita estalagmita |
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Detalle de una columna |
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Erik junto a una columna |
Seguimos caminando a lo largo de la cueva muy despacio, parándonos en cada columna o estalagmita para hacernos fotos. No hay que tener prisa, pues se trata de un bello lugar, muy instructivo para los niños, que lo disfrutan como una auténtica aventura, un viaje al centro de la tierra. El hecho que las salas y galerías sean muy espaciosas impide tener ningún tipo de claustrofobia en el interior de la cueva.
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Estalactitas y estalagmitas muy coloridas |
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También observamos algunos destrozos en la roca |
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Solucionando un pequeño problema con una de las linternas |
Continuamos por la amplia galería pasando por algún punto estrecho y, sobre todo, procurando no resbalar. La roca está muy pulida por el continuo trasiego de personas que la visitan y hay que vigilar para no darse un culetazo.
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Continuamos avanzando a lo largo de la galería |
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Pequeñas estalactitas goteando |
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Una foto en un paso estrecho |
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Procurando no darnos un coscorrón |
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Ayudando a Jan para que no resbale |
Conforme avanzamos las concreciones van siendo más vistosas y espectaculares. Coladas, banderas, estalactitas y estalagmitas decoran las salas, aunque muchas se hayan mutiladas por los impresentables que se creen con derecho a llevarse un recuerdo tras la visita. Pensar que algo que la naturaleza ha tardado cientos o miles de años en formar, gota a gota, acabe de esta forma por el capricho de un individuo es indignante.
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Bonita estalagmita |
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Algunas alcanzan una gran altura |
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Una foto de mis espeleólogos |
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Banderas bastante deterioradas |
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Observando la altura de la sala |
Seguimos caminando por la galería hasta pasando entre dos altas columnas hasta llegar a otra ventana natural, ésta sin verja, realmente bella. En 1990 el espeólogo catalán Emilio Reyes se internó en la cueva para intentar batir el récord de permanencia en una cavidad, reto que tuvo que abandonar cuando llevaba 68 días (se trataba de superar los 365 días del récord anterior). Al parecer, ésto produjo innumerables desperfectos en el interior, especialmente al inicio de la cueva.
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La sala es realmente amplia |
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Erik avanzando entre la oscuridad |
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Una nueva ventana, ésta sin reja |
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Pasando al otro lado |
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¡Que pase el siguiente! |
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Y el siguiente es Erik |
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Y la madre en último lugar |
Continuamos nuestra visita, trepando en algunos puntos y ralentizando la progresión, pues hay más barro y caminamos por roca, evitando resbalar. En esta sala las concreciones son también muy bellas y coloridas, predominando los marrones e incluso el rojo. Los colores de las concreciones dependen de diversos factores, entre ellos la acción de determinadas bacterias, la presencia de iones metálicos o de materia orgánica.
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Comprobando el camino |
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Ayudando a superar un pequeño obstáculo |
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Bonita formación |
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Ésta, a pesar de estar rota, también es muy bella |
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Vista de la sala |
En este punto la galería se estrecha en algunas zonas, formando pequeños pilares, que se forman con la unión de una estalactita y una estalagmita. En algún punto debemos superar algún escalón natural, sentándonos en la roca, de ahí que sea conveniente tener ropa de recambio en el coche.
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En algunos puntos está a punto de formarse pilares |
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Bajando un pequeño escalón |
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Estalagmitas |
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Otra más |
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Pasando entre unas columnas |
Poco a poco nos vamos acercando al final de la galería. Las concreciones que nos rodean son, quizás, las más bella de la cueva y las mejor conservadas, posiblemente por encontrarse al final. Es estremecedor observar como gota a gota el carbonato cálcico se ha ido acumulando y formando tan bellas figuras.
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Una foto junto a una columna |
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Detalle de una bonita formación |
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El tamaño es realmente espectacular |
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Otra vistosa formación |
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Avanzando hacia el final de la cueva |
Llegamos al último tramo de la cueva. En este punto una cuerda parece impedir el paso. Se trata de una mínima medida de precaución para evitar caer a un pozo que hay en medio del camino. Este obstáculo se puede superar por la izquierda ayudándote de una cuerda a modo de pasamanos. Aquí damos por finalizada la exploración, pues no me fío de la cuerda, vieja y húmeda, y no merece la pena arriesgarse con los niños para contemplar la parte final, que podemos hacer desde este mismo lugar con las linternas.
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El pozo tiene cierta profundidad |
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Cuerdas para superar el paso |
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Observando en la distancia el final de la cueva |
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Una foto con Jan, el explorador |
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Todos, en una nueva versión de Los Croods |
Nos damos la vuelta para desandar nuestros pasos a un ritmo igual de lento que a la ida. No tenemos prisa y queremos disfrutar al máximo de la belleza del lugar, deteniéndonos en cada sala y haciéndole sacar humo a la cámara de fotos.
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Otra vistosa concreción |
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Erik iluminándome el camino |
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Otra muestra del vandalismo |
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Una buena iluminación es fundamental para disfrutar de la visita |
Nuevamente nos toca pasar por esos pasos estrechos, ventanas y pequeñas trepadas que le confieren un punto de aventura a la excursión. Algún resbalón cómico sin ninguna trascendencia, salvo la necesidad de poner un poco más de detergente a la lavadora, y más fotos. Poco a poco nos acercamos a la reja que, dicen, separa los términos de Prullans y Bellver, donde nos encontramos con un pequeño grupo que se dispone a tomarnos el relevo en la visita a la cueva.
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Ayudando a Erik a pasar al otro lado |
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A otras les cuesta más por no querer ayuda |
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Regresando a una de las salas |
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Erik arrastrándose como un profesional |
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A los mayores nos es más difícil pasar por las aberturas |
Llegamos al paso estrecho donde está la cuerda y, como había pensando al principio, es una suerte que la hayan colocado, pues la roca resbala mucho y, aún con su ayuda, cuesta un poquito subir (a los mayores, quiero decir, los pequeños parecen ratones). Sin problemas alcanzamos la entrada de la cueva, donde nos quitamos los cascos y recogemos las linternas. Volvemos al coche por el mismo camino de la ida, aunque más largo, más cómodo.
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Ayudándonos de la cuerda para salir |
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Jan pasando entre dos rocas |
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Regresando a la entrada de la cueva |
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Recogiendo el equipo |
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Erik se empeña en hacerle una foto al guía de la excursión |
Comimos en el restaurante La Muga que hay frente al camping. Simplemente espectacular. Sin ser para nada caro, la calidad de la comida y las abundantes raciones merecen la pena que lo recomiende.
De verdad Francisco, enhorabuena por todas estas excursiones que realizas con los peques. Hay que iniciarles en alguna cosa.
ResponderEliminarQuería preguntarte si los cascos y los frontales son vuestros o alquilados.
Por ultimo darte las gracias por enseñarnos pasajes tan bonitos y así poder compartirlos.
Todo el material es nuestro. Los cascos no son imprescindibles para visitar la cueva, si no tienes no pasa nada si vas con cuidado, y los niños pueden usar los de la bici, más que nada para evitar algún coscorrón en uno de los pasos estrechos. Lo importante es llevar buena iluminación para disfrutar de la visita, al menos una linterna cada uno. Muchas gracias a ti por tu comentario. Un saludo.
EliminarMuy buena entrada!! Felicidades Francisco!! Concisa y muy detallada.
ResponderEliminarTe dejo aquí un link de nuestras colonias de verano, por si le interesa a alguién que visite la entrada. O a vosotros mismos. Gracias!!
http://coloniesestiupyrene.com/
Qué sorpresa! Vamos a ir el fin de semana con los amigos a la Cerdanya y yo tiempo atrás estuve en la cueva, aunque sin el equipo necesario para avanzar más de unos pocos metros. Buscaba algo de información para venderles la idea de hacer esta excursión y encontré tu blog.
ResponderEliminarSin embargo cuando iba viendo las fotos, en una me di cuenta que me sonaba el padre de familia! Si es Francisco! Hemos trabajado juntos, pero no sé si me recuerdes por el nombre ;)
Una abrazo, qué bien que no solo sigues siendo un aficionado a la montaña y las excursiones, sino que vas con la familia y los niños a cuestas.
Hola David. Claro que me acuerdo de ti. Pensaba que estabas al otro lado del charco. Si estás todavía por aquí, pásate a saludar. Un abrazo, amigo.
EliminarHola Francisco; Muchas gracias por compartir con todos esta experiencia en la Cova d´Anes.
ResponderEliminarHemos estado este fin de semana, con la mujer y 2 ñinos, de 5 y 7 años. Realmente bonita y facil de hacer con niños. De hacho los colegios de la zona, suelen llevar a los niños de esxcursión.
Gracias de nuevo.
Buenos días! Vivimos a una hora de la cueva y por casualidad encontré este blog.Estuvimos ayer con mi hijo y fue genial!! Asi q gracias!
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